Quien dice girar y girar, dice también rizar el rizo. Eso es lo que me sugiere este soporte giratorio para cuchillos tan sofisticado, con una forma que recuerda a un observatorio terrestre. La idea se basa en un pretendido sentido práctico, al dar la oportunidad de dirigir los orificios donde se alojan los cuchillos allá donde se halle el atribulado cocinero. Pero puestos en harina, lo veo más como un estorbo que como otra cosa, ya que en un soporte convencional, no es necesario comerse mucho el coco para coger el cebollero.
Apto solo para cocinas amplias en las que derrochar espacio en la encimera sin remordimientos, ya que el artilugio necesita una buena pista de baile en la que moverse. Está realizado en madera de haya y acero inoxidable, y no es aconsejable guardar en su interior cuchillos de más de 23 centímetros de largo.
Probablemente pensaréis que estoy un poco puntillosa con el taco en cuestión, y no seré yo quien os quite la razón, pero os aviso (por si os estáis haciendo ilusiones y pensando en comprarlo), que la fruslería vale 230 euros del ala. Como para no dejar de dar vueltas y vueltas.
Vía | Compradicción
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