Un fastidio, lavar las copas en el lavavajillas es un fastidio y una lotería. Más de una vez hemos metido una copa de balón y hemos sacado cascotes cristalinos en su lugar. El lavavajillas es como un parque de atracciones acuático para nuestra vajilla, cubiertos y cristalería, y una vez vendidos los tickets, cerrada la escotilla y accionado el botón de marcha, aquello se convierte en una juerga incontrolable, en la que las copas son las que salen peor paradas.
Los platos cogen el mejor sitio, apoyados como clientes V.I.P en sus asientos especiales, los cubiertos se apiñan en los cestillos, disfrutando del baño como en un desfase adolescente, y las copas, esas pobres desclasadas, se pasan todo el rato haciendo equilibrios para no volver a casa agrietadas o llenas de líquido turbio. Menos mal que ha habido alguien dispuesto a regular el tema, inventando un sencillo soporte de silicona que ancla cada copa a uno de los barrotes de la rejilla. El artilugio se coloca sobre la barra como una funda, mientras que el otro extremo se cierra sobre la pata de la copa. Tether viene en packs de cuatro unidades, a un precio de unos nueve euros el paquete.
A veces los inventos más sencillos son los que se más hacen esperar; con este cinturón de seguridad, las copas entrarán encantadas en la próxima sesión de lavado, dispuestas a pasarlo bien entre chorros de agua y nubes de espuma, profiriendo vivas a Gary Rose, el inventor de este elemental ingenio. Criaturas, son como niños.
Vía | Gizmodo En Directo al Paladar | Utensilios de pastelería Pierre Hermé En Directo al Paladar | Utensilios divertidos para tu cocina