Millones de huevos han sido y serán retirados de las estanterías de supermercados de países europeos por el riesgo de contaminación con pesticida.
La alarma comenzó en Bélgica, donde se han detectado elevados índices de "fipronil", un insecticida que se usa como antiparasitario y que puede ser absorbido por las plumas y piel de los animales tratados.
El escándalo ha saltado porque las autoridades belgas no avisaron a tiempo al resto de países europeos sobre esta contaminación... y porque han tardado casi dos meses en admitir que la toxicidad del pesticida supone un riesgo para la salud de los consumidores.
Indignación por el retraso en la alerta
Mientras Bélgica investigaba el origen de la contaminación y lanzaba (con casi dos meses de retraso) el aviso al Rapid Alert System for Food and Feed, en Holanda se detectaron los primeros casos de partidas contaminadas. Después cayó Alemania. ¿Por qué Bélgica no avisó a Europa en cuanto lo supo?
Al parecer, los primeros casos de huevos contaminados fueron detectados a comienzos de junio. Y se sospecha que el pesticida se ha usado desde enero.
Pero las autoridades sanitarias belgas se han tomado su tiempo en investigar, comprobar si los niveles de fipronil hallados en huevos eran perjudiciales para la salud y finalmente advertir a la Unión Europea el 20 de julio. Casi dos meses después.
Al principio aseguraban que los niveles de toxicidad no eran tan altos como para suponer un riesgo para la salud de los consumidores.
Con el paso de las semanas, los análisis han revelado que los índices de pesticida hallados en los huevos están muy por encima de lo permitido por normativa europea.
La intoxicación por fipronil en personas provoca dolores de cabeza, náuseas, problemas estomacales y a largo plazo afecta a los riñones, hígado y tiroides.
Crisis alimentaria en varios países europeos
No es la primera vez que Bélgica entra en pánico y oculta información cuando detecta una contaminación en su cadena alimentaria. En 1999 fueron halladas dioxinas tóxicas cancerígenas en piensos contaminados que habían afectado a su mercado de carne y lácteos.
Durante meses, Bélgica ocultó esta información a Europa para evitar pérdidas, pero las consecuencias fueron mucho peores: el mercado colapsó, los países cercanos impusieron restricciones a la compra de productos belgas y supuso incluso la caída del gobierno.
En la actual crisis de los huevos con pesticida, el ministro alemán de Agricultura, Christian Schmidt, ha llegado a definir el silencio belga de "actitud criminal".
Los gobiernos de los países afectados denuncian que se ha puesto en riesgo la salud de sus consumidores, sobre todo niños, por su alto consumo de huevos a la semana.
La alerta sanitaria se ha ampliado ya a otros países como Suecia, Dinamarca, Francia, Inglaterra, Suiza e Italia, aunque la crisis afecta sobre todo a la región del Benelux y Alemania.
Varias granjas avícolas han sido clausuradas, millones de huevos retirados del mercado y se ha desaconsejado su consumo en niños de los países afectados. Ahora se investiga si la carne de pollo también ha sido contaminada.
En España no se ha detectado ningún caso de huevo contaminado, todavía.
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