Muy popular como guarnición en las barbacoas de verano en media Europa, las judías verdes también protagonizan platos la mar de completos que nos pueden solucionar multitud de comidas y cenas. Una colorida ensalada de judías verdes, ya sean redondas o planas, es un lienzo en blanco para añadir casi lo que se nos ocurra, respetando ciertas reglas para no terminar con un mejunje sin sentido.
El punto de cocción de la judía puede ajustar al gusto, aunque a nosotros nos gusta que conserven un toque crujiente que hará que, además, se conserven mejor durante más días en la nevera. La rúcula, con su ligero amargor, aporta volumen y frescor, que queda bien equilibrado con la jugosidad dulzona del pimiento asado y la explosión hidratante de unos tomates cherry bien tersos y dulces. Las anchoas suman proteínas y calcio, sin olvidar el imprescindible umami, mientras que los rabanitos contribuyen a dar otro toque crujiente, sumado al de las almendras, agregando un matiz picante.
La hemos aliñado con una simple vinagreta que destaca las virtudes de un buen aceite de oliva virgen extra con toques de limón, pero no le iría nada mal una salsa de mostaza a la francesa, con mantequilla negra, alguna variante con miel o incluso un aliño asiático.
Preparar las judías verdes lavándolas suavemente con agua, cortando las puntas feas -o ambas, al gusto- y cortar en dos o tres piezas, según su longitud, para que se puedan comer fácilmente de un bocado.
Cocerlas en agua hirviendo con un poco de sal o al vapor entre 10-15 minutos, hasta que estén al dente, preferiblemente no muy blandas. Escurrir y enfriar rápidamente, mejor en agua helada. Escurrir de nuevo y reservar.
Lavar los rabanitos y tomates cherry si fuera necesario; laminar los primeros y cortar por la mitad o en cuartos los segundos. Cortar en tiras el pimiento asado y escurrir las aceitunas y las anchoas, que se pueden trocear o picar. Tostar las almendras ligeramente en una sartén sin engrasar. Cortar en cubitos el queso sin corteza.
Montar la ensalada mezlando todos los ingredientes suavemente; aliñar con aceite de oliva virgen extra, ralladura y zumo de limón, un poco de vinagre -opcional-, sal y pimienta negra. Aderezar con hierbas provenzales frescas o secas al gusto.
Con qué acompañar la ensalada de judías verdes
Completa y saciante, esta ensalada de judías verdes bien puede ser un plato único de almuerzo o cena, con raciones según las necesidades -o el hambre que tengamos-, para tomar fría o templada. Sí recomendamos aliñarla solo antes de servir, en caso de dejarla reposando en la nevera, pues la rúcula y las almendras podrían reblandecerse demasiado.
Como primer plato funcionaría muy bien en un menú de pescado al horno o también de guarnición de una carne a la plancha. Si queremos que sea más saciante y completa podemos añadir huevo cocido, picatostes caseros, garbanzos tostados, bonito en aceite y/o algunas patatas cocidas y peladas.
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