Siempre que hablan de la fórmula secreta de la Coca-Cola, me imagino a un señor con delantal mezclando ingredientes como un descosido, mientras mira constantemente hacia atrás con miedo de que cualquier mindundi que pase por ahí descubra la enigmática formulación. Porque en algún momento de la cadena de fabricación tendrán que decir eso de: una tacita de extracto de coca, 50 gr. de cafeína, una pizquita de nuez moscada, un chorreón de agua…
El caso es que la dichosa fórmula es uno de los secretos mejor guardados de la historia, o al menos la movida les ha servido para alimentar el mito y colocarse en un lugar de excepción (¿a alguien le ha importado alguna vez la fórmula secreta de la Pepsi?); y justo en estos tiempos en los que Grissom es capaz de poner un chorrito de cualquier cosa en el cromatógrafo de gases, y saber a ojos cerrados si lleva mostaza o ketchup y en qué medida, a los señores de la cola les ha dado por sacar la fórmula de paseo. O al menos eso dicen, que exponer, exponer, solo exponen una caja.
El presunto papelillo ha estado guardado durante 86 años en la cámara de seguridad de un banco de Atlanta, dentro de un cofre muy feo, junto a las joyas de una señora de Buckhead, y la compañía lo ha desempolvado estos días para trasladarlo al museo “El Mundo de la Coca-Cola”. Como es normal, la fórmula no va a estar expuesta, así que mitómanos del mundo gaseoso, si queréis hacer cola para ver una reluciente caja de seguridad gris, ya estáis comprando unos billetes para Atlanta.
Vía | El Economista
Imagen vía | Clogozm en Flickr
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