Comer bien, comprar barato

Comer bien, comprar barato
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Comer bien en casa no significa necesariamente gastar mucho en la cesta de la compra. Y más en los tiempos que corren, cuando nos enfrentamos a un nuevo año en el que las previsiones económicas no son muy halagüeñas. En estos momentos es cuando el amo/ama de casa tiene que recurrir a su imaginación e intentar conseguir un menú equilibrado, sano y variado sin gastar mucho. Y es que debemos cambiar el chip, comprar barato no significa comer mal necesariamente.

Hace poco hablábamos de las recomendaciones oficiales para ahorrar en la cesta de la compra, sobre todo teniendo en cuenta las apreciables diferencias de precios entre diferentes establecimientos. Pero aparte de estas consideraciones, tengamos presente que la mayoría de los platos más conocidos de cada país están elaborados con productos económicos, fáciles de encontrar y de temporada.

Así, el plato preferido de los españoles, y con razón, la tortilla de patatas, está hecha a base de ingredientes tan asequibles como patatas y huevos. O poniendo otro ejemplo, los guisos de legumbres, además de sanos, son muy fáciles de hacer y de lo más económico.

Una clave parece ser la planificación. Planifiquemos para evitar ir al supermercado sin una cierta idea del menú. Lo ideal es llevar la lista de la compra ya preparada desde casa, cosa que pocos hacemos, para evitar ir cayendo en las estudiadas “tentaciones” que los supermercados ponen a nuestro alcance. Las técnicas de marketing nos hacen gastar más de lo que pensábamos. Cuantas veces hemos entrado a comprar sólo una cosa y acabamos con la cesta llena.

Entre estas técnicas de marketing está la de colocar los productos de primera necesidad, como pan, leche, huevos y carnes en las zonas más alejadas de la entrada, de modo que para llegar a ellos debemos pasar por el resto de estantes con productos no tan necesarios. Para llegar a comprar el pan hay que pasar por los estantes donde se encuentran los chocolates, galletas, o quesos y embutidos.

Otro consejo útil es no hacer la compra con hambre. Parece una tontería pero si vamos a la compra justo antes del almuerzo o la cena, nuestro apetito aumentado hace que compremos más y productos más calóricos. Y por experiencia, mejor ir solos a hacer la compra que en pareja o con niños, al final se acaba sucumbiendo a los diversos caprichos de cada miembro de la familia y el carro acaba rebosando.

Lógicamente, elige productos de temporada cuyo coste sea razonable, y no tengas miedo de las marcas blancas, que nos pueden ahorrar mucho. Intenta no caer en las promociones, muchas veces compramos más de la cuenta o productos poco necesarios sólo por el regalo que incorporan, que no siempre merece la pena.

Pero si ves una oferta realmente interesante, no te cortes y si tienes espacio en casa puedes comprar en mayor cantidad para ahorrar. Otro consejo útil es cocinar cantidades grandes, aprovechando ofertas, y luego guardarlo en tuppers en el congelador.

Está claro que lo más importante es aplicar un poco de imaginación y creatividad en la cocina de cada día. Con unos sencillos ingredientes se pueden conseguir platos muy aceptables, como puedes ver en muchas de las recetas que te ofrecemos cada día en Directo al Paladar.

Imagen | Flickr
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