Aunque parezca increíble, ha vuelto a pasar. Las redes sociales vuelven a pedir boicot contra los productos de Codorníu, por su supuesto apoyo logístico al independentismo catalán. Aunque en realidad ese apoyo sea un mito.
Curiosamente, ya en 2014 la empresa vitivinícola se desvinculó de polémicas políticas y apelaba a su principal ocupación: los viñedos. Es decir, se dedican al vino y cava. No imprimen ni reparten papeletas.
Entonces. ¿Qué tiene que ver la familia con el independentismo? ¿Estaría justificado proponer el boicot de una empresa por un bulo o por el simple hecho de ser catalana? ¿No suena absurdo? Esto es lo que sabemos sobre la polémica.
Codorníu o la versión catalana de Juego de Tronos
Cada vez que se menciona la palabra "independentismo", en el mundo del cava catatán sube el pan. Y sobre todo en Cordorníu, que según adelanta el periódico El Español, vuelve a estar en el punto de mira de las redes sociales, que llaman al boicot.
Si a la bodega le sale rentable pertenecer a ese grupo, entonces que asuman el palo y boicot por la independencia.
— Emilio_RRC (@emilio_piloto) 19 de septiembre de 2017
Familia Raventós propietaria de la empresa Unipost y cavas CODORNIU es separatista. Ya sabéis, a beber otras cosas.
— Nuria ⚽12��� �� (@nurirealmadrid) 19 de septiembre de 2017
Codorniu. pues ya sabemos con lo que no � vamos a brindar estas fiestas navideñas. Que se lo beban los independientes.
— María medina santana (@Maramedinasant2) 19 de septiembre de 2017
¿De dónde viene el bulo sobre el independentismo de Codorníu? De una serie de matrimonios, apellidos y relaciones familiares, como si fuera la casa Lannister, pero con cava.
Según explica la compañía en su web, el origen de Codorníu se remonta al año 1551, cuando se tiene constancia de las tareas del ancestro viticultor, Jaume Codorníu.
Su última descendiente, Anna Codorníu, se casó en 1659 con Miquel Raventós.
Y desde entonces, la "Casa Raventós" es dueña de la empresa. Mediados del siglo XVII. En 1872, Josep Raventós fue pionero en la elaboración del cava.
Siglo XX y XXI: Cordorníu se reparte entre descendientes y pequeños accionistas, más de 200, muchos de ellos anónimos.
La conexión Unipost
Entre los pequeños accionistas de Codorníu se encuentran Antón Raventós, socio minoritario con menos de un 1% de la compañía, y Pablo Raventós: dos personas.
Estos dos descendientes tienen otro negocio: Unipost, empresa de mensajería, de la que son presidente y director general respectivamente. Es decir, son dueños de Unipost, no de Codorníu.
Y aquí está la polémica: tanto el pasado 9N de 2014 como en el próximo octubre, Unipost ha puesto sus servicios a disposición del referéndum catalán.
Así que, por una parte tenemos a dos descendientes del clan Raventós, dueños de una empresa de mensajería, participando en los preparativos del 1-O.
Y por otra parte está la vetusta Codorníu, ajena a la política, que no ha financiado ni enviado en sus camiones nada que no sean botellas de cava.
Ya en el año 2014, la empresa viticultora tuvo que enviar otro comunicado interno a sus empleados aclarando su postura respecto a la polémica:
"En nombre del grupo Codorníu quiero aclarar, en base a las falsas afirmaciones que se están vertiendo en ciertos medios de comunicación y redes sociales:
1. Que nuestra compañía no ha pagado la propaganda del 9N.
2. Que el grupo Codorníu es completamente ajeno a las actividades emprendidas por la empresa de mensajería Unipost", manifestaba el CEO de Codorníu, Javier Pagés ya en 2014.
Podrá gustar más o menos el cava o habrá quien prefiera la sidra, pero los hechos son esos. Aunque es posible que con la campaña de Navidad volvamos a ver este bulo en las redes sociales.
Al margen de que habría que pensar en los trabajadores de una empresa que sufre boicot, sea de donde sea, cabe recordar que el mercado extranjero sigue ahí y que quizás, y solo quizás, el cava catalán lleve años exportándose.
Imágenes | Codorníu Facebook | Giphy
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