Sería lo más parecido a un viñedo "aéreo", con extraordinarias vistas sobre los tejados de la ciudad. Y su producción podría denominarse "vinos de altura" por derecho propio. Parras y vides en una azotea como experimento vinícola, que sigue la tendencia de cultivar verduras y hortalizas ecológicas y sostenibles.
¿Se puede cultivar un viñedo en las alturas? Sí, en Madrid hay uno y te desvelamos su secreto para conseguir que una climatología peculiar no sea impedimento para lograr la primera cosecha sobre un tejado.
De las raíces al cielo del Wellington
El Hotel Wellington de Madrid ha ampliado su huerto urbano instalado en la azotea -pionero en la capital y el más grande de Europa- con un pequeño viñedo experimental, en colaboración con las Bodegas Remírez de Ganuza. Suyas son las variedades plantadas en vaso, espaldera y parral, que están arraigando en pleno Barrio de Salamanca, a la espera de la primera cosecha.
De momento han plantado variedades blancas (airén, albariño, crimson seedless, moscatel de Alejandría, palomino, verdejo y viura) y variedades tintas (garnacha y garnacha tintorera, monastrell y tempranillo), para testar las cepas que mejor se adaptan al espacio.
"Nuestra idea no es conseguir una gran producción para venta al público, sino que lo orientamos más a un cultivo experimental y didáctico, que aporte valor añadido a los clientes del hotel que quieran conocer las peculiaridades de los distintos tipos de cultivo.
No sabemos la producción que va a tener este viñedo. Cuando llegue el otoño, en función del vino que salga nos planteamos organizar catas, rifas y eventos enoturísticos con finalidad solidaria, en colaboración con ONG", explica el chef Javier Librero, Jefe de cocina del Hotel Wellington.
Tanto el viñedo como el huerto urbano forman parte del ritual matutino del chef, que cada mañana sube a la azotea para revisar planta por planta cada uno de los cultivos y asegurarse de que todos resisten a las particulares condiciones climatológicas del centro de Madrid.
Gracias a esos cuidados, de momento, han sobrevivido a inviernos fríos y veranos abrasadores en plena capital. Sorprende encontrar en este espacio casi secreto desde fresas a cítricos, pasando por una huerta que de verduras y hortalizas con olores -y sabores- auténticos.
"Con el estrés de la cocina supone un respiro subir al huerto a elegir los ingredientes de los platos que voy a preparar ese día en nuestro restaurante Raíces.
Tenemos piparras, berenjena listada y berenjena negra, pimientos rojos y verdes, pepino holandés y común, espárragos, lechugas... y estoy probando para ver qué pasa con unos melones que hemos plantado", resume el chef con orgullo, mientras selecciona los ingredientes que incluirá en su menú.
Tomates para alimentar dinosaurios, guisantes de lágrima, aromáticas e incluso la exótica Mano de Buda -un cítrico imprescindible para los gintonics que se cree pudo introducir Alejandro Magno en Europa- comparten espacio en este vergel el Hotel Wellington. Para catar la insólita cosecha del primer vino aéreo de Madrid habrá que esperar al próximo otoño.
Imágenes | Hotel Wellington | Giphy
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