A veces uno tiene la sensación de que las cacerolas solamente están brillantes en las tiendas de venta de menaje del hogar. Una vez entran por la puerta de casa, empiezan a convertirse en ennegrecidos accesorios que no hay manera de recuperar.
Por mucho que se frote la parte trasera de estas sartenes, parece probado que es imposible sacar esa fealdad de ningún modo y que no hay forma humana de devolver estas sartenes y cazuelas a su estadio original.
En este contexto, lo más habitual es abandonar y dejarlas tal y como el paso del tiempo las va dejando, resignándose a un color negro nada bonito ni satisfactorio aunque sea solo en la parte que queda expuesta al fuego o a la placa y que no se ve.
Pues bien, el influencer Bruno Gin, conocido en redes sociales como @bgin.clean, ha compartido uno de sus consejos con sus seguidores para ponerle remedio a esta desagradable situación que se repite en todos los hogares del mundo.
Lana de acero
La mejor solución pasa por una combinación de lana de acero y jabón de Marsella, dos productos tan simples como potentes (y también sostenibles). Esto es así porque la lana de acero, la que es ultrafina 000, permite fregar sin que las superficies se rayen.
Por otro lado, el jabón de Marsella tiene un gran poder de limpieza conocido en todo el mundo, y es tan suave con los tejidos como con los utensilios de cocina.
Basta con añadir una pequeña cantidad de jabón sobre uno de estos estropajos y hacer movimientos circulares. Después, retirar el jabón con agua y secar con un paño suave.
Tras esta sencilla intervención las sartenes y cacerolas habrán recuperado su brillo original habiendo ahorrado gran cantidad de dinero en productos específicos.
Foto Christian Schröter
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