¿Sabrías decirnos, sin necesidad de realizar una degustación, si el jamón de la imagen es serrano o ibérico? Si te surgen dudas, no te preocupes porque seguro que no eres el único al que en alguna ocasión le han dado gato por liebre. Te enseñamos a diferenciar el jamón ibérico del jamón serrano, a través de tips muy sencillos, algo que vas a recordar de por vida.
Antes de entrar en detalle y ver cuáles son las diferencias entre un producto y el otro, conviene dejar claro que, a pesar de la diferencia de precio, el jamón serrano es un producto maravilloso con el que elaborar jugosos platos -ojo a estas brochetas de melón con jamón- o darse un festín a base de un suculento bocadillo.
Que no te den serrano por ibérico
Ahora bien, una cosa es que ambos sean productos muy dignos y otra muy diferente es que nos llegue a dar igual comer jamón serrano a precio de ibérico. Así que vamos a comentar cuáles son esos detalles que nos van a permitir elegir uno en detrimento del otro.
La primero que va a hacer que hablemos de productos totalmente diferentes es que provienen de razas distintas. Mientras que el jamón ibérico se obtiene de los cerdos de raza ibérica, el jamón serrano se lo debemos agradecer a los cerdos blancos. Cabe señalar, eso sí, que ambos jamones se obtienen de las patas traseras del animal, aunque en el caso del ibérico, a diferencia del serrano, solo puede ser producido en España y Portugal.
Y esto es así por dos motivos; en primer lugar, porque estos cerdos se crían exclusivamente en la península ibérica, y en segundo lugar porque solo en estos países se dan las condiciones climatológicas necesarias para que el jamón ibérico pueda ser producido de una manera adecuada y que nos garantice excelentes resultados.
Cuchillo Jamonero ‘Protector’ - Martínez & Gascón
Lo siguiente que debemos hacer es prestar atención al color, ya que es lo que nos va a permitir identificar muy fácilmente de qué tipo de jamón estamos hablando. El jamón serrano tiene un tono más claro, mientras que el ibérico se caracteriza por ser algo más oscuro. Si atendemos al color de la carne, hablaríamos de un tono más rosado en el caso del serrano, que se presenta algo más pálido si lo comparamos con el tono rojizo a la par que brillante del ibérico, con ese veteado irresistible e inconfundible (esto se debe a que tiene más grasa infiltrada y al tiempo de curación, que es mayor). Y, por último, comentar que otro rasgo a tener en cuenta es el relativo al jarrete, que en el caso del serrano es más ancho y en el caso del ibérico se va estrechando progresivamente hasta llegar a la pezuña (es más estilizado).
Llegamos al tema de la curación, que cuando hablamos de jamón serrano nos referimos a entre 9 y 15 meses de curación (18 meses en el caso de un Gran Reserva), mientras que para obtener un jamón ibérico necesitaremos entre 24 y 36 meses. Y por fin tocamos lo que más nos importa a todos los amantes del jamón, el sabor. Es fácil distinguir el sabor suave y ligero de un serrano del intenso y aromático de un jamón ibérico (sobre todo cuando es de bellota).
Antes de despedirnos, una última curiosidad que tiene que ver con otra de las grandes diferencias entre jamón ibérico y serrano. Nos referimos a esas vetas tan características del ibérico, que es lo que lo hace más jugoso, que en el caso del serrano brillan por su ausencia.
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