Hace poco uno de nuestros lectores me sugería servir un helado de hierbas aromáticas con chocolate. Y no es ninguna locura, el chocolate es uno de los alimentos más versátiles en cocina, y no sólo para tartas y galletas. Infinidad de platos son susceptibles de tener al chocolate como ingrediente más o menos predominante. Hablaremos aquí de cómo cocinar con chocolate, cocina creativa.
La historia del chocolate
El descubrimiento de América en 1492 supuso una revolución culinaria en todo el mundo occidental, al incorporar multitud de materias primas, sobre todo vegetales, desconocidos hasta entonces. Productos tan básicos como el maíz o la patata fueron importados y contribuyeron, sin duda, a la explosión demográfica europea, salvando de hambrunas a millones de habitantes del Viejo Mundo.
El cacao era en América un producto básico en algunas culturas antes de que llegaran los colonizadores europeos. Los aztecas creían que el Dios Quetzalcoatl había enseñado el cultivo de esta especie a sus antepasados y, muchas veces, las semillas de cacao se utilizaban como moneda de cambio en las transacciones comerciales. El residuo pulverizado es la materia prima a partir de la cual se fabrica el chocolate.
Cocinar con chocolate
Las posibilidades del chocolate son casi infinitas. Desde las clásicas perdices con chocolate hasta platos más sofisticados de la nueva cocina. En los primeros tiempos, al poco de ser traído de América, el chocolate se tomaba a la taza, en clásicas chocolateras de porcelana con su mango para batirlo, y era una merienda obligada en España y sus colonias, costumbre que fue pasando a otros países europeos, que desconocían esta producto.
Se acompañaba de picatostes, más o menos pan frito, o luego con porras, churros y tejeringos, como se siguen tomando hoy día, estos últimos una herencia morisca.
Pero poco a poco el chocolate se fue refinando y hoy día hay grandes maestros chocolateros, que elaboran chocolates de calidad en producciones casi artesanales, como los que abundan en Francia, Italia, España. Pero los más afamados son los chocolateros belgas, que producen bombones rellenos de pralinés y licores, considerados por muchos como los mejores del mundo.
A finales del XIX y principios del XX ya se empezaron a fabricar chocolates a nivel industrial, a los que se les empezó a añadir leche para poder comercializar la producción sobrante, sobre todo en las fábricas de Nestlé en Suiza.
El chocolate puede ser un ingrediente principal, sobre todo cuando se utiliza para elaborar cremas o mousses. Su sabor es definitivamente intenso, sobre todo si utilizamos cacaos de gran calidad. Esto dependerá en gran medida del porcentaje de manteca de cacao que posea el chocolate, que debería ser como mínimo del 50% para garantizar un mejor resultado, ya que el resto de componentes son aditivos, azúcar, espesantes y aromatizantes que no aportan mucho.
Un punto fundamental a la hora de cocinar con chocolate es recordar que no debe calentarse en exceso, sobre todo cuando se hacen salsas o cremas. Por encima de 40º el chocolate empieza a perder sus propiedades y aromas complejos, con lo que es mejor cocinarlo siempre a un baño María suave.
Por supuesto, no es nada recomendable calentarlo en el microondas, por ejemplo, o al fuego directo, ya que las zonas cercanas a las paredes del recipiente se requeman de forma que pueden arruinar el sabor de la mezcla final.
Os recomiendo experimentar diferentes mezclas. Es delicioso el chocolate con especias: guindillas, clavos, pimientas, canela, vainilla, etc. Pero también con flores e hierbas aromáticas. En salsas podremos arriesgarnos a servir un solomillo con salsa de chocolate picante, o una carne de caza, como perdices, patos o faisanes, pero siempre teniendo cuidado en no excedernos por el sabor tan predominante que aporta.
Con frutas es una delicia, desde una sencilla fondue de frutas, o en pasteles de frutas, o postres clásicos como peras con chocolate, combinando muy bien con la acidez de las fresas y con los frutos rojos, como en una ligera mousse de chocolate con frutos rojos.
Estas combinaciones, que parecen muy exóticas, como chocolate con guindillas o con pimienta o clavo, no son ninguna locura, de hecho los aztecas ya tomaban brebajes de cacao con estas especias, eso sí, bastante amargos y fuertes, y con un componente mágico y místico.
Pensaban que el chocolate les conectaba con los dioses. No estaban muy lejos de la realidad, hoy día el chocolate sigue siendo un alimento “divino” que reservamos para ocasiones muy especiales. ¿Cómo te gusta el chocolate?
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