Aunque sus tallos sean tan punzantes como bonitos, las buganvillas son unas de las flores más espectaculares que puede tener cualquier jardín o terraza: basta con que su ubicación tenga mucha luz y espacio para crecer.
Su belleza violeta no pasa nada desapercibida y es una de las mejores panorámicas que trae lel buen tiempo, en especial cuando se enfilan en casas de fondo blanco como las de Ibiza y del resto del Mediterráneo, que este tipo de flores escalan convirtiendo espacios rurales en pintorescas postales.
Lo cierto es que se trata de plantas muy fáciles de hacer o dejar crecer, pues piden un riego muy limitado que intercambian con una floración que, sin embargo, puede extenderse a lo largo de todo el año.
Florecillas blancas
Pero cuidado, no hay que confundirse, pues sus flores no son realmente la llamativa parte lila que asoma de la planta, sino que estas son una especie de pantallas protectoras de las pequeñas flores blancas que salen en medio de estas mamparas.
Aunque su máximo apogeo se da en los meses de mayor calor, un cuidado constante de estas plantas puede garantizar que estén preciosas todo el año, siempre que se queden al margen de las bruscas bajadas de temperatura.
Esta planta resiste bien las temperaturas a partir de los 3 y hasta 7 bajo cero, pero siempre cubierta. Sin embargo, no es una planta que se aconseja mover mucho, pues detesta los trasplantes. De este modo, es mejor emplazarla directamente en su destino final.
El lugar ideal para mantenerlas estupendas es un espacio con mucha luz, tanto cuando están dentro de casa como fuera. Aunque nos vendan un pequeño tallo hay que proyectar y esperar que estas plantas, si están a gusto, crecerán enormemente.
Ahora bien, en lo que a suelo se refiere les bastará con una maceta, y tendrán suficiente agua con un riego semanal en la tierra para mojar sus raíces, mientras que en invierno tendrán de sobra con mojarse con el agua de la lluvia.
Foto | Andreea Ch
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