Seguro que estas vacaciones muchos habréis viajado a diferentes ciudades y probado sabores nuevos, y seguro que muchos también tenéis una ciudad preferida a la hora de viajar pensando en comer bien o en probar alguna comida típica. Por eso, esta semana os preguntamos:
¿Cual es vuestra ciudad favorita para hacer turismo gastronómico?
En España, la mía probablemente sería Barcelona, donde no sólo hay buenos restaurantes, sino que se respira más ese ambiente gourmet, aunque a veces peque un poco de snob, pero lo que** me interesa saber es qué ciudades recomendaríais vosotros**. No olvidéis dejar vuestro comentario en Directo al Paladar Respuestas y la semana que viene publicaremos el más valorado.
La pregunta de la semana pasada: ¿Cuál es la mayor "clavada" que os han metido en un restaurante por hacer el turista?
La semana pasada la pregunta versaba sobre cuál había sido la mayor clavada que habíais sufrido en un restaurante haciendo turismo. Las respuestas han sido todas muy interesantes, siendo la más valorada la de Anna.r.geli, que explica muy bien la diferencia entre un restaurante caro y una tomadura de pelo.
Primero quiero deiferenciar que entiendo "clavar" en una factura de restaurante. Para mi, clavar no es pagar una gran cantidad de dinero, sinó pagar un precio más alto de lo que se correspondería por la calidad (de la comida, del entorno, del servicio...) ofrecida.
Hecha esta apreciación, si hablamos de "clavar" en el sentido sólo de cantidad de dinero, no me han clavado nunca. En los restaurantes clasificados como caros suelen invitarnos los padres, suegros o abuelos y aunque la cifra exacta no la sé decir, pagar unos 80-100 euros por persona por pescado fresco en restaurantes concretos(como por ejemplo en La Galera de Palamós en el que no sabes los precios de los platos porqué la carta es "cantada"), lo vale. Creo que los restaurantes "caros" son más cuidadosos en ofrecer una buena relación calidad-precio que los baratos o de precio medio.
En cambio me he sentido "clavada" en bastantes restaurantes de zonas turísticas en las que en días laborales ofrecen menús de 18 euros que no tendrían que pasar de 10. También me he sentido "clavada" en locales que me han hecho pagar por cócteles que no son más que 2/3 de hielo picado con algo de zumo y alcohol sin ninguna gracia o en los que las bebidas simple son muy caras. Por ejemplo en la terraza del King's de Platja d'Aro te hacen pagar 6 euros por un zumo natural que no llega a los 200 ml mientras casi al lado, en el Llevant, por 5 euros te ofrecen un zumo natural de unos 500 ml o más, con una estética igual de bonita y la misma profesionalidad.
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