Nadie sabe muy bien cómo surgen las modas en Asia, pero la última idea de Seúl (Corea del Sur) es una auténtica locura: cafeterías para manosear mapaches. Estos locales podrían estar vacíos porque a nadie le pareciera buena idea mantener cautivo a un animal salvaje, pero lo cierto es que tanto los surcoreanos como los turistas extranjeros hacen colas para pedir su café, su porción de tarta y su rato de entretenimiento con los mapaches.
Ya existen dos establecimientos "raccon-cafe" (café mapache) que ofrecen esta posibilidad: el Maeng Coon y el Blind Alley. Pero no son los únicos que están introduciendo animales entre teteras y cupcakes.
Hace algunos años se puso de moda (inicialmente en Asia también, luego se extendió al resto del mundo) las cafeterías con perros y gatos. Que son considerados compañeros del hombre desde hace milenios, aunque su entorno ideal no sea una cafetería. Ahora, la espiral crece y podemos tomar un té con pasteles acompañados de búhos, conejos... e incluso ratas en San Francisco. ¿De verdad es necesario hacerse un selfie con animales en una cafetería?
Tomar un café con mapaches ya es posible en Seúl
Según la dueña de la cafetería Blind Alley, Hang Song Hee, todo empezó cuando adoptó varios cachorros de mapache a un criador y peletero que iba a dar el final que podemos imaginar a los simpáticos animales. Al menos, eso es lo que ha dicho en una entrevista para Insider.
"Desde que los adopté con un mes y medio tuve que alimentarles con leche cada cuatro horas. Cuando toman leche tienen diarrea, así que no podía dejarlos en casa. Por lo que empecé a llevarles a la cafetería hace dos años. ¡Y así es como se convirtió en un café-mapache!", afirma la señora Hee, que ha convertido una sencilla cafetería en un negocio rentable gracias a la cuota por entrar en el habitáculo de los animales, donde conviven los mapaches, una capibara (una especie de roedor gigante) y un perro.
La experiencia está pensada para que el cliente salga satisfecho de su tarde con la mascota de Pocahontas: pueden alimentarlos, ponérselos sobre los hombros, bailar con ellos, acariciarlos, disparar fotos... todo muy relajado para animales que están fuera de su hábitat natural.
Las normas del local resultan un poco ingenuas: no silbar, ni dar palmas, ni sentarse en el suelo, ni tocar la cabeza de los mapaches, ni la boca... Habrá que estar pendientes de las noticias. La mordedura de un mapache no solo provoca heridas considerables, sino que existe la posibilidad de transmitir enfermedades como la rabia (en caso de que no estén vacunados) o la una peligrosa bacteria, la Baylisascaris procyonis o lombriz redonda.
Este parásito intestinal puede ser contagiado a las personas, alcanzar la fóvea del ojo a través del torrente sanguíneo, provocar ceguera... y seguir ascendiendo para alimentarse del cerebro, según indican expertos de la Subdirección General del Medio Natural de la Comunidad de Madrid.
Más allá de los problemas de salud pública que puede conllevar este tipo de locales, existe la dificultad añadida del estrés que sufren los animales. Y el hecho de que los mapaches, con el paso de los años, pueden mostrarse agresivos cuando viven en cautividad.
En España se vivió el boom de mapaches como mascotas a finales de los años 90, que derivó en la suelta indiscriminada de los mismos en torno al año 2003 y 2004, cuando crecieron y se hicieron incontrolables en casas y pisos. Los campos y bosques donde fueron soltados sufrieron las consecuencias de la introducción de una especie invasora que no solo hacía peligrar la supervivencia de animales autóctonos, como el lince ibérico, sino que también esquilmaba cultivos para alimentarse.
Algunas comunidades autónomas han aprobado normativas para el control cinegético de la especie, que pone en riesgo el resto de la biodiversidad y hoy está prohibida la compra-venta de mapaches, por lo que una cafetería de estas características sería inviable en España.
Vía | Insider
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