Su sobria presentación, su etiqueta sin estrindencias, su precio contenido muestran al Martúe como un producto humilde. Pero detrás de esa fachada sencilla se esconde un vino con mucho carácter y personalidad. Un ejemplo bien claro del potencial que la zona manchega puede presentar, no solo de manera cuantitativa si no también cualitativa.
Bodegas Martúe, aunque humilde, nunca fue un proyecto pequeño. La inaugural noticia de la participación del ubicuo Emilio Aragón en el capital empresarial queda ya diluida ante la imponente trayectoria que la propia bodega se está labrando.
Al margen de estelares participaciones, Bodegas Martúe tiene dos nombres propios bien definidos. Por una parte, Fausto González, el fundador de la bodega en el año 2000, se ha presentado como un personaje inquieto, que en apenas unos años ha posicionado en una situación privilegiada, los vinos que elabora de los viñedos manchegos, al margen de aventurarse en nuevos proyectos, uno, en la vecina Portugal y el otro con la segoviana Viñedos de Nieva, ahí es nada.
El otro nombre es el de Ignacio de Miguel, enólogo que ha forjado su fama en el trabajo y en la constancia. Ignacio no parece de esos enólogos que vaya a hacer nunca un caldo de esos que el abogado del vino vaya a dar 100 puntos, más bien se conforma con hacer buenos productos, vino para consumir, para disfrutar, no para idolatrar. Y esa filosofía me encanta, porque justamente posiciona sus vinos en una línea comercial que me es más conocida, más familiar y que me da más confianza.
Desde el año pasado Martúe embotella sus vinos con la etiqueta de Vino de Pago. El actual Vino de Pago Campo de la Guardia se caracteriza por garantizar la condición de la uva empleada con unos parámetros de calidad muy determinados, muy específicos y muy localizados, lo que otorga al vino elaborado a partir de estas variedades unas características propias diferenciadas del resto de productos vecinos. En la actualidad creo recordar que son ocho los Vinos de Pago existentes en España.
El Martúe a la vista presenta un insinuante color rojo picota de capa alta y marcada lágrima.
En nariz, con media intensidad domina la sensación a fruta roja, fruta muy madura, que da paso a vívidas notas especiadas y tostadas y agradables recuerdos de maderas nobles.
En boca comienza juguetón, frutal, fresco, aunque esa jovialidad inicial da paso a relevantes señales de madurez, largo final, buena estructura, bien equilibrado y complejo retrogusto frutal donde vuelven a evidenciarse los matices tostados de la nariz.
Martúe 2007
Bodega: Martúe Zona: Vinos de la Tierra de Castilla Uva: Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah Vino: Tinto con crianza (7 meses) Precio: 7 Euros Puntuación: 8En Directo al Paladar: Mano a mano En Directo al Paladar l Vallegarcía Syrah