Marcia Muñoz Arratia y Sebastián Bermúdez llevaban vidas muy diferentes, y separadas, cuando el siglo XXI nacía. Ella, en el sur de Chile, y él, en un pequeño pueblo de la sierra de Cádiz, Setenil de las Bodegas, que aunque ahora goza de mayor fama turística, en esos años apenas era conocido. En aquel tiempo, internet no era, ni de lejos, lo que es ahora, pero sí que había algunas cosas que anunciaban lo que estaba por venir. Una de ellas era la posibilidad de conocerse a distancia. Y eso pasó con Marcia y Sebastián. Lo que comenzó en una conversación a miles de kilómetros de distancia, terminó convirtiéndose en una historia de amor que perdura más de dos décadas después, con ella ejerciendo de jefa de cocina, y destacada sushi woman, en el restaurante El Nogalejo de Setenil.
Y todo ello a pesar de que Marcia no tenía nada que ver con la gastronomía y la cocina cuando vivía en su país natal. Allí era administrativa en una Universidad. Pero cuando Sebastián hizo las maletas para conocerla, tras dos años de conversaciones digitales transoceánicas, no dudó en darle el sí quiero, volviendo a España ya como marido y mujer, siendo ahora padres de un hijo.
La llegada a Setenil
Cuando Marcia aterrizó en Setenil, algo tenía que hacer para ganarse la vida. Al menos, contaba con la ventaja del idioma. Su ya marido trabajaba en el Bar Zamudio, inaugurado en el año 1953 por su abuelo y su madre, que cuando conoció al que sería su marido, transformó la entonces taberna en un bar de comidas.
Recuerda Marcia que Sebastián comenzó a trabajar allí «cuando tenía 17 años, porque mi suegro murió. A mi me conoció 11 años después, y cuando llegué, me interesé por la cocina, porque no podía estar sin hacer nada. Aprendí mucho con mi suegra, porque me enseñó la base de la cocina tradicional. Pero ella se retiró, y Sebastián decidió ofrecer entonces un tapeo un poco más elaborado, algo que entonces no había en Setenil».
Todo marchaba bastante bien, hasta que a su marido le diagnosticaron serios problemas de salud que le obligaron a abandonar el negocio. Esas enfermedades, afortunadamente, no dejaron secuelas en Sebastián, pero hicieron que la vida del matrimonio fuera por otros derroteros.
Así, Marcia comenzó a trabajar en La Tasca, en pleno centro turístico, ahora mucho más, de la localidad. Fueron seis años de muchas alegrías para la chilena: «Me trataron genial, hice amistad con ellos. Pero el tipo de cocina que se hacía allí, no era la que a mi me gustaba, no podía aplicar nada de lo que yo quería».
Primeras nociones de sushi
Entonces, decidió marcharse a la Escuela de Hostelería de Estepona (Málaga) para formarse. Y allí, en la Costa del Sol, es donde pudo tener su primer contacto con el sushi. En concreto, fue gracias a Carlos Navarro, con quien realizó algunos cursos. «Hice uno de iniciación en Marbella, y me gustó bastante. Así que me fui a uno profesional con Carlos, además de otros que estaba haciendo, entre ellos uno de atún. También me formaba por mi cuenta, porque tenía muchísima curiosidad y pasión por la cocina. Disfruto mucho con mi trabajo».
De ahí a El Nogalejo, ¿cuál fue el recorrido? Marcia tenía ganas de cambiar La Tasca, como decíamos anteriormente, porque buscaba otro tipo de gastronomía. «En el aó 2021, tras el Covid, me llamaron del camping para saber si estaba interesada en trabajar con ellos. Del camping me llamó la atención la cocina, que era lo que yo quería. Los propietarios me daban bastante libertad, y así sigue siendo a día de hoy».
Para entender la novedad del sushi en Setenil, baste decir que hace años, el único referente en la zona se encontraba en Ronda (Málaga), en Doña Pakita, de Miguel González, donde el cocinero setenileño Enrique Benítez preparaba, y sigue haciéndolo, distintas variedades. Además, Marcia se decide a hacerlo en un camping, un espacio donde no es habitual encontrar este tipo de comida. «Yo empecé a ponerlo en La Tasca, y a la gente le encantó, porque era algo novedoso. Tenías que ir a Ronda a probarlo, si no. Aún cuesta un poco, porque la gente cree que sólo es pescado crudo, pero hay más variedad».
El viernes por la noche es el día de sushi en El Nogalejo, donde, por cierto, Marcia Muñoz aún no tiene aún referencias de la cocina de su país, «pero sí que tengo ganas de poder meter algún ceviche, que en eso Chile y Perú son primos hermanos, o el mote con huesillos»…
En El Nogalejo, Marcia propone diversas opciones de sushi, como uramakis de todo tipo, como el de pato, nigiris de anguila braseada, de atún rojo y de ventresca, o el uramaki de langostino con espárragos del terreno, entre otras especialidades.
La carta de El Nogalejo
Además, la carta del restaurante El Nogalejo es amplia. Destaca Marcia que «elaboramos todo nosotros mismo. Contamos con tres tipos de croquetas, de carabineros, de queso de cabra payoya y de jamón ibérico. En verano, quitamos algunos guisos y tenemos sopas frías, más apetecibles con las temperaturas que tenemos».
Por eso, platos como el tataki de atún con mazamorra de pistacho y gelatina de PX, el gazpacho de cereza con tartar de carabinero, el ajoblanco de coco con sardina ahumada o el tartar de salmón. Marcia Muñoz, cuando se le pregunta por alguno de los favoritos de los comensales, recuerda los ñoquis rellenos de rabo de toro al vino tinto y crema de queso payoyo.
Sea como fuere, en la Sierra de Cádiz siguen pasando cosas muy interesantes a nivel gastronómico. Más allá de los restaurantes conocidos por todos y los instagrameables, en esta comarca gaditana se está haciendo un trabajo serio por ofrecer cosas diferentes, pero también por mantener la esencia de una tierra que tiene mucha historia que contar en sus platos. Y si se le añade sushi, pues tampoco está tan mal, ¿verdad?
El Nogalejo
- Dónde: Camping El Nogalejo. Carr. Setenil-Alcalá. Cádiz
- Precio medio: 25 euros
- Horarios: abre todos los días
- Reservas: 636 71 91 61
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