La Mar de Catas es el nombre que Jonatan Cantero, de Gorrión Wine Bar, Javier Ramírez, propietario del catamarán Pura Vida, y Benjamín Colsa, el otro socio del proyecto (también lo es de La Taberna del Lomo en Manteca), han dado a su iniciativa, consistente en organizar catas a bordo de la embarcación mientras se disfruta de las vistas de lugares tan emblemáticos de Cádiz, como la icónica playa de La Caleta.
El ciclo comenzó el pasado 11 de junio, y se celebrará los martes restantes del mes. El último de ellos será con un concurso de cata por parejas, en la que los ganadores recibirán varias botellas de vino de la Bodega Tesalia, así como una visita a sus instalaciones, situadas en Arcos de la Frontera.
Alternativas de ocio en Cádiz
Jonatan Cantero, sumiller y alma mater de Gorrión Wine Bar, recuerda que se trata de «ofrecer un ocio alternativo en Cádiz. Dar estas catas en la estupenda Bahía de Cádiz, frente a La Caleta, viendo caer el sol, creemos que es algo que puede gustar». De hecho, en la cata inaugural se ocuparon las 35 plazas disponibles, al precio de 60€ por persona, lo mismo que costarán las dos siguientes. La del concurso, el precio bajará a los 45€.
Como complemento, los domingos se celebrará una fiesta, que sus organizadores han denominado ‘Gorriones del Caribe’. Habrá música, incluso se intentará que acuda algún grupo en directo, costará 50€ y tendrá una duración aproximada de dos horas.
En la cata inaugural, el Pura Vida salió de puerto camino de La Caleta, situándose durante unos minutos a la altura del Castillo de San Sebastián, desde donde se pudo disfrutar de la puesta de sol. Allí sirvió Jonatan la copa de bienvenida, un Terrer de la Creu Brut Nature, dando comienzo posteriormente a la cata a ciegas, en la que los asistentes participaron activamente.
Comienza la cata
La primera prueba no fue fácil, y es que Jonatan optó por un vino mallorquín, el Cambuig, elaborado con las variedades Callet, Escursac, y Mantonegro. Sus botellas, además, son de un litro.
El segundo tampoco es que fuera fácil, y es que daba la impresión de que podía tratarse de un vino de la provincia de Cádiz, Pero quienes creían eso, me incluyo, estaban equivocados, ya que el vino era toledano, Los Conejos Malditos, que recibe ese nombre por el mal querer que tienen esos animales con sus viñas.
El tercer vino de esta cata a ciegas está elaborado con uvas Tempranillo, Garnacha y Malvasía aromática, y se trataba del Rodríguez & Sanzo, un clarete vinificado con todas las variedades a la vez, macerado en un depósito durante cuatro días para pasar posteriormente 18 meses en barricas.
El punto final lo puso un vino casi local. Desde el Pura Vida, de camino ya de vuelta, se divisaban las luces de El Puerto de Santa María, ciudad del Puerto Fino de Pavón con el que se daba por finalizada esta primera cata del ciclo organizada por Gorrión Wine Bar, Pura Vida y Benjamín Colsa.