Las semanas agotadoras me despiertan el gusanillo de hornear un dulce, sobre todo algo chocolatoso, bien intenso de sabor. Este pastel jugoso de chocolate, avellana y almendra sin harina responde perfectamente a esas características, con su miga ligeramente húmeda pero esponjosa, y su profundo aroma a cacao, sin empalagar.
Es un postre sin gluten porque sustituimos cualquier harina de cereal por frutos secos, esta vez combinando avellana y almendra molida para darle matices diferentes a la miga. El tamaño no es muy grande, perfecto para compartir en pareja o para servirlo con invitados a tomar café sin que haya riesgos de sobras. Es importante controlar mucho el tiempo de cocción, ya que buscamos un interior ligeramente húmedo, pero no pegajoso.
Precalentar el horno a 175ºC y engrasar o cubrir con papel sulfurizado un molde redondo de 18-20 cm de diámetro. Trocear la mantequilla y el chocolate y colocar en un cazo. Derretir a fuego lento, añadir la vainilla y mezclar bien. Dejar enfriar ligeramente.
Disponer los huevos con el azúcar en un recipiente y batir con batidora de varillas durante, al menos, 4-5 minutos. Tiene que quedar una masa muy esponjosa de color pálido. Tamizar encima la avellana molida, la almendra molida, el cacao, el café y la sal. Incorporar con una espátula o lengüeta, con movimientos suaves envolventes.
Añadir el chocolate derretido con la mantequilla y combinar hasta tener una masa homogénea. Llenar el molde, igualando la superficie, y hornear durante unos 25-30 minutos, girando pasados 15 minutos para que sea una cocción homogénea. Hay que procurar no pasarse de tiempo, mejor quedarse cortos que excederse.
Esperar un poco fuera del horno, desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla. Decorar con abundante azúcar glasé tamizado.
Con qué acompañar el pastel de chocolate
Este pastel jugoso de chocolate, avellana y almendra sin harina es perfecto para servir de postre con un poco de fruta fresca, nata o helado, o simplemente a la hora del café o incluso para un capricho de desayuno. Aguanta bien algunos días si se guarda envuelto en plástico film o papel de aluminio, aunque si hace ya algo de calor mejor tenerlo en la nevera, aunque entonces su textura puede cambiar. Pero seguirá estando delicioso.
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