Cuando hablamos de miel en la provincia de Cádiz, todos ponemos el foco, principalmente, en la Sierra, en municipios como Prado del Rey o la lluviosa Grazalema. Pero desde hace unos años, hay una pequeña cooperativa formada por tres personas que ha apostado por una miel de gran calidad, extraída de la manera más natural posible y, además, con colmenas en parajes tan poco usuales como son las salinas de Chiclana de la Frontera, entre otros.
Se trata de la Miel Las Bravías, un proyecto que nació para defender la idiosincrasia del producto, asegurándose que el bote que llega al lineal, mantenga esa calidad a la que no están dispuestos a renunciar.
Esta cooperativa está formada por los hermanos Fernández, Marian y Aurelio, y Manuel Payán. Éste último heredó de su familia la afición por la apicultura, actividad que desarrolla desde que era casi un niño. Marian llegó después, y entonces vendían su producción de miel a empresas que, posteriormente, las hacían llegar a los supermercados. Pero al ver el precio en los lineales, ambos pensaron que no era nada justo lo que ellos recibían para su trabajo, algo muy de actualidad en estos días. Además, esa no era su miel, ya que estaba mezclada con otras. Por eso decidieron ser sus propios jefes y poner en marcha Las Bravías, que nació en 2020.
Un sabor espectacular
Esta miel resulta especial, primero, por los parajes donde se encuentran sus colmenas. Entre ellos, el Parque Natural de los Alcornocales y la Sierra de Grazalema. Pero también en sitios tan especiales como las salinas, por lo que la floración está así viva casi durante todo el año, aportando gran cantidad de matices al producto final. Además, son colmenas trashumantes, van cambiando según la floración y por eso tiene variedades mono florales como las de eucalipto, azahar e incluso matalahúva, aparte de la más tradicional multi floral. Así, suman a las propiedades antibacterianas de la miel un sabor espectacular en el paladar, dicen sus responsables.
Porque la extracción de la miel de Las Bravías es igualmente muy especial, ya que no hay máquinas de ningún tipo, todo se realiza de manera manual. Desoperculan a cuchillo, esto es, quitar la capa de cera del panal. Y no filtran ni calientan la miel, sino que esperan que decante para poder retirar las partículas más sólidas de cera y envasar el resto. “La miel no la hacemos nosotros”, recuerdan, “sino nuestras abejas. Cuanto menos la toques, mejor”.
El hecho de tener colmenas en las salinas le da mucho valor a Las Bravías. Se trata de un Parque Natural. Con el cambio climático, cada vez hay menos polinizadores, y al llevar las abejas allí, consiguen que aumente esa polinización en las salinas, beneficiando así al ecosistema. En los meses de más calor, eso sí, desaparecen de allí, pero el resto del año mantienen más de 30 panales, aportando ese extra a Las Bravías, que nace con el fin de preservar la calidad de un producto tan natural y tan beneficioso para la salud, y el medio ambiente, como es la miel.
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