El privilegio de ser considerado hasta la actualidad el vino por el que se ha llegado a pagar la cantidad más alta corresponde a un vino de Borgoña, concretamente un Chateau Lafite Rothschild, de 1787 y que en su etiqueta llevaba sobreimpresas las siglas T.J. (Thomas Jefferson). El vino, subastado en 1985, alcanzó un precio de 120.500 Euros aproximadamente, y fue adquirido por Christopher Forbes (si, el de la revista Forbes, especializada en finanzas).
Los motivos que llevan a una persona a pagar tan altas cantidades de dinero por una botella de vino suelen ser diversos. El principal, es un motivo hedonista, una persona adquiere una botella de vino peculiar, con un elevado precio, en principio, porque puede permitírselo, igual que hay personas que adquieren una obra de arte para su exclusivo disfrute personal. En su mano está aprovechar alguna ocasión para abrirlo y disfrutarlo, o guardarlo como una joya familiar de gran valor.
El segundo motivo importante es el meramente material, el especulativo. Hay corredores de vino igual que existen corredores de arte que adquieren vinos exclusivos sabedores que el tiempo va a jugar a su favor incrementando de forma exponencial el precio de éstas botellas. Incluso hay bodegas que, utilizando la figura de un intermediario, adquieren productos suyos a precios prohibitivos con la única intención de alimentar la fama y la leyenda de la propia bodega.
El segundo lugar en el ránking de vinos se encuentra un Chateau d´Yquem del mismo año que el anterior, éste vino blanco y dulce, que cuando se vendimiaba ni siquiera se había producido aún la Revolución Francesa, alcanzó un precio de subasta próximo a los 75.000 euros.
El tercer vino más caro es un australiano, un Penfolds Grange Hermitage del 1951, que alcanzó un precio de mercado próximo a los 30.000 euros y que, además sirvió como marca para fijar el sirah australiano en el panorama vitivinícola internacional.
Al margen de puntuales excentricidades, la palma en cuanto a vinos caros se la lleva nuestro país vecino. En Francia, las tres principales zonas de elaboración vinícola quedan representadas con productos que alcanzan el techo en cuanto a precio se refiere. En Burdeos, los Petrús, en la Borgoña, los vinos surgidos de la diminuta Romanee-Conti y en Champagne el Perrier-Jouet hacen que su precio supere su fama convirtiéndolos, en la actualidad, en los vinos más caros del mundo.
Foto l Filtran En Directo al Paladar l Vino conmemorativo de la Boda Real En Directo al Paladar l Bienvenido Míster Parker