Riquísimas, nutritivas y livianas, estas albóndigas de avena se pueden servir tanto como plato principal o como finger food con algún pesto de albahaca o salsa alioli. A base de garbanzos y avena, esta albóndigas veganas son una forma diferente de aprovechar estos ingredientes. Se pueden servir con salsa de tomate, como las hice en esta receta o servirlas con pisto de verduras, arroz, puré, pasta o ensalada. Las posibilidades son infinitas.
En un robot de cocina, batidora o procesador de alimentos, volcar los garbanzos cocidos (y limpios de la conserva) junto al diente de ajo, el comino molido, la sal y la pimienta. Incorporar las hojas de albahaca fresca finamente picadas. Y seguido los copos de avena.
Procesar unos minutos nomás, de 2 a 3 minutos, para que se integren los ingredientes, quedará una masa gruesa y seca. Rallar el calabacín y quitar el agua del mismo vegetal. El calabacín agregará la dosis de humedad necesaria para humectar la masa. Con una cuchara, integrar hasta tener una masa homogénea.
Con las manos, tomar porciones y formar suavemente cada albóndiga. Alrededor de 12 o 13 porciones saldrán de acuerdo al tamaño. Rebozar con pan rallado y acomodar en un plato. Cocinar en una sartén con aceite de oliva a fuego medio. Dorar durante 4 a 5 minutos, o hasta que tome color, agitando la sartén o usando una cuchara de madera para enrollar las bolas para que se cocinen de manera uniforme por todos lados.
Servir con una base de salsa de tomate y terminar con orégano fresco en la superficie.
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Con qué acompañar las albóndigas de avena
Las albóndigas de avena funcionan como plato único y principal. Su sabor se potencian cuando se complementan con una cuatro a cinco cucharadas de arroz al curry, arroz al coco o cous cous a la naranja, hasta guisantes a la menta.
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En DAP | Albóndigas de garbanzos, cebada y calabaza
