Vuelven -otra vez- los ochenta y vuelve el lucir palmito —el alimento— y sacar a la salsa rosa del ostracismo con esta ensalada tropical que nos permite disfrutar, refrescarnos y ser originales a partes iguales.
En este caso recuperamos un clásico que veréis que es más resultón de lo que parece, así que no os dejéis llevar por prejuicios contra la viejuno y comprobad lo que esta receta tiene para ofreceros, un imprescindible que sumar a las recetas de ensaladas para el verano y todo el año.
Nosotros vamos a poner la base, pero podéis tunearla a voluntad con, por ejemplo, otras frutas tropicales como el mango, la sabrosa papaya, el nutritivo aguacate o la suculenta maracuyá, que también le irían de perlas.
Siempre buscando textura, un punto dulce y un punto fresco, esta ensalada aspira a conquistar tus veranos sin ningún tipo de remilgo.
Hacemos una mahonesa base con el aceite de girasol, el huevo y el zumo de limón.
Una vez emulsionada añadimos ketchup hasta conseguir el color rosa deseado, agregamos una cucharada sopera de brandy y zumo de naranja hasta conseguir la textura de salsa.
En un bol ponemos la piña, los palmitos, los gajos de naranja y los langostinos pelados, todo cortado en trozos de aproximadamente 2x2 centímetros y cortamos los cherrys por la mitad.
Sobre el bol vamos añadiendo la salsa rosa al gusto y ponemos unas hojas de lechuga grandes en el centro de un plato o fuente, sirviendo la ensalada sobre ellas en el medio.
Con qué acompañar la ensalada tropical
Puestos en este perfil viejuno del aperitivo podemos hacer también un cóctel de gambas o unas tostas Josephinas de pan y mantequilla, que vendrán de perlas a esta receta fresca y veraniega sin complicarnos demasiado la cabeza con lo que vayamos a cocinar.
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