A la hora de preparar recetas de pollo que nos permitan disfrutar también de las sobras, o cuando su destino es el tupper, una base láctea siempre da buenos resultados. Este pollo en salsa cremosa de mostaza con champiñones y cebolla caramelizada es un ejemplo perfecto de cómo se puede enriquecer fácilmente la carne de ave evitando que quede sosa.
La salsa en este caso queda enriquecida con doble ración de mostaza ya que añadiremos además unas semillas de la misma, que aportan un toque crujiente y aromático. Usamos champiñones por su accesibilidad todo el año y porque su sabor más neutro combina de maravilla en este tipo de platos, pero sería muy interesante jugar con diferentes variedades de setas.
Comenzamos preparando las dos cebollas caramelizadas, tarea muy sencilla pero que requiere su tiempo. Pelar las cebollas, cortar por la mitad y a continuación en juliana fina con un buen cuchillo. Engrasar mínimamente una amplia sartén antiadherente con aceite, calentar y echar la cebolla. Agregar un poco de sal, remover bien y dejar que coja temperatura.
Cuando ya esté en marcha y la cebolla cogiendo algo de color, removemos, y bajamos el fuego para mantener la temperatura suave pero constante. Dejar que se vaya caramelizando poco a poco, sin perderle el ojo, removiendo de vez en cuando. Tiene que quedar muy dorada y reducida; tardará como mínimo una hora.
Mientras se hace la cebolla, secamos la pechuga de pollo con papel de cocina, retiramos los posibles excesos de grasa y cortamos en piezas de tamaño de un bocado.
Laminamos o troceamos los champiñones lavados. Calentamos una olla cazuela con aceite y echamos la carne a fuego fuerte. Salpimentamos y salteamos unos pocos minutos hasta que esté dorada; retiramos y reservamos.
Bajamos un poco el fuego y añadimos los champiñones con las semillas de mostaza. Salpimentamos, aderezamos con hierbas al gusto y salteamos hasta que cojan color.
Añadimos las uvas pasas, el pollo y regamos con el vino blanco. Cuando se evapore, añadimos la crema líquida con la mostaza y el pimentón, removemos, bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer unos 20-30 minutos.
Removemos de vez en cuando y corregimos el punto de líquido si hiciera falta, dejando que reduzca al punto deseado.
Así de simple podrás aprovechar las sobras de las pechugas de pollo para crear una receta deliciosa que podrás disfrutar al momento en la cena o también para guardar al día siguiente y llevar a la oficina, que al calentarla en el microondas queda igual de deliciosa.
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