La tortilla de patata, se ha convertido con el paso de los años en uno de los emblemas más conocidos de la gastronomía española. Una mezcla de huevos, patatas y cebolla que sabe a gloria.
Pero, ¿cómo hacer para que no quede seca? Algunos trucos para que quede siempre jugosa. Utilizar patatas de buena calidad, preferiblemente variedades como la monalisa o la agria, son ideales para freír y tienen un buen contenido de almidón.
Importante cocinar las patatas a fuego lento en abundante aceite de oliva. La idea es que queden tiernas y ligeramente doradas, no crujientes. Mismo, tener en cuenta la temperatura del aceite. Debe estar caliente pero no humeante. Hay que dejar enfriar un poco las patatas antes de mezclar con los huevos.
Y aquí vamos a hacer el foco: el impacto de batir los huevos. Debe ser solo lo suficiente para mezclar las claras y las yemas. Esto ayuda a mantener una textura más cremosa en la tortilla. No batir demasiado los huevos garantiza la presencia de pequeñas burbujas de aire y esto contribuye a una tortilla más jugosa.
En efecto, batir demasiado los huevos logra que se integre más aire y se formen burbujas grandes, lo que puede llevar a que el huevo se coagule rápidamente al cocinar, resultando en una tortilla menos jugosa y más seca.
Con respecto al huevo, generalmente, se recomienda utilizar huevos grandes de tamaño L para hacer tortilla. Un huevo grande tiene alrededor de 60 a 65 gramos, lo que proporciona suficiente líquido para mezclar bien con las patatas y lograr una buena textura. Sobre el origen, los huevos ecológicos suelen tener un sabor más intenso y una yema más colorida producto de la alimentación de las gallinas, que suele incluir pasto y granos naturales. Esto puede aportar un plus en el sabor de la tortilla.
En definitiva, la clave para una buena tortilla de patata está en elegir bien los ingredientes y controlar tanto la cocción como la preparación del huevo.
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