Las tortas o pan de aceite, conocidas también como tortas de Aranda, son unos panes planos, redondos, con mucho aceite de oliva virgen extra en su masa. Tras su paso por el horno quedan crujientes por fuera y tiernas por dentro, arimáticas y tremendamente adictivas.
Se trata de un pan muy fácil de preparar y que suele gustar siempre a todos, ideal para acompañar un buen guiso tradicional o cualquier plato con mucha salsa. Aunque nadie dice que no se pueda servir a la hora del aperitivo, junto a una tabla de quesos o embutidos, con una ensalada, una crema y mucho más.
Este pan congela de maravilla, ya sea entero o dividido en porciones. Luego, cuando se quiera disfrutar de un trozo de torta o pan de aceite, solo habrá que meterlo en la tostadora. En un par de minutos estará listo para disfrutar, crujiente por fuera y tierno por dentro.
Introducimos la harina en un recipiente amplio y hacemos un hueco en el centro, donde añadimos el agua, el aceite y la levadura, previamente desmenuzada. Mezclamos al tiempo que vamos añadiendo la harina, poco a poco, hasta obtener una masa manejable.
La pasamos a la encimera y la amasamos a mano durante un par de minutos. Añadimos la sal y continuamos con el amasado. Tenemos que obtener una masa elástica y brillante, tierna y ligeramente pegajosa. No sientas la tentación de añadir más líquido o las tortas quedarán demasiado duras.
Hacemos una bola con la masa y la introducimos en un recipiente amplio y aceitado, tapamos con un trapo limpio. Dejamos que fermente en un lugar templado y alejado de corrientes de aire (puede ser el horno -apagado-) hasta doblar en volumen. La mía ha tardado 90 minutos, pero todo dependerá de la temperatura ambiente.
Desgasificamos la masa, es decir, la aplastamos con el puño y la volcamos sobre la encimera (mejor si está ligeramente aceitada, así no se pega). La dividimos en cuatro partes iguales y extendemos cada una de ellas sobre papel vegetal, en forma de disco, aplanándolas con las palmas de las manos.
Cubrimos las masas con papel film, aceitado, y dejamos fermentar una segunda vez. En esta ocasión durante una hora o hasta que se vean gorditas. Entonces nos engrasamos las manos y hacemos pequeños agujeros con los dedos. Rociamos las tortas con aceite de oliva virgen extra, al gusto, y las espolvoreamos con escamas de sal.
Llevamos las tortas al horno, precalentado a 210ºC con calor arriba y abajo, y las cocemos durante unos 20 minutos aproximadamente o hasta que estén ligeramente doradas. Las dejamos enfriar sobre una rejilla antes de consumir.
Con qué acompañar las tortas o pan de aceite
Este pan, que suele gustar a todos, es perfecto para acompañar guisos tradicionales o platos con mucha salsa. Aunque se puede servir también a la hora del aperitivo, junto a una tabla de quesos o embutidos, con una ensalada, una crema y mucho más.
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