Desde que tengo memoria he visto preparar estos dulces a mi madre. Creo que mis inicios en repostería fueron ayudándola a hacer rubiols, una receta típica de Semana Santa de origen mallorquín, aunque también puede encontrarse en el resto de islas del archipiélago balear y durante todo el año.
Esta es la receta de mi familia, bastante antigua según tengo entendido, y supongo que debe variar ligeramente de la de otras familias, pues ya se sabe que en la cocina cada casa tiene sus propios gustos y tradiciones.
Poner todos los ingredientes en un bol grande y amasarlos hasta que quede una masa lisa. Envolverla en papel film y ponerla a la nevera durante, como mínimo, media hora.
Sacar de la nevera. Coger porciones de masa y estirarlas con el rodillo. Colocar en el centro de cada una de ellas una cucharada del relleno elegido, en mi caso hice unos de cabello de ángel y otros de requesón, doblar y cortar con los moldes de rubiols.
Para que los rubiols queden sellados y no se abran durante la cocción, lo mejor es presionar ligeramente los bordes con los dedos o un tenedor. Cocer en el horno a 180 ºC durante treinta o cuarenta minutos, dejar enfriar y espolvorear de azúcar molido.
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Con qué acompañar los rubiols
Los rubiols aguantan perfectamente unos cuantos días, no es necesario refrigeración a menos que se rellenen de crema pastelera, que es otra opción, así como la mermelada. El relleno elegido no tienen que ser demasiado líquido, para que no se abran los rubiols durante la cocción y se extienda éste sobre la bandeja del horno. Con los recortes de masa se preparan los crespells, una especie de galletas de un centímetro de grosor, normalmente con forma de flor, estrella o corazón.
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