Que el café americano es café aguado es vox populi, una idea tan generalizada que incluso los menos aficionados a esta bebida están familiarizados con ella. Sin embargo, no es del todo cierta, pues extiende el mito algo injusto de que en Estados Unidos solo se bebe aguachirle.
Esta idea viene reforzada por la imagen que nos han dejado miles de películas, series, cómics, anuncios y programas de televisión en los que vemos constantemente a los personajes con una taza o un vaso de café tamaño XXL, rellenándolo varias veces a lo largo del día, con esa típica cafetera de goteo siempre llena. Incluso sabemos que en los típicos diners se rellenan las tazas de café de los clientes varias veces pagando una sola vez.
Una de dos; o es un café aguado y muy débil, o los americanos tienen un serio problema de adicción a la cafeína. Puede que haya algo de ambas cosas en según qué casos, pero lo cierto es que el auténtico café americano sigue una receta específica y tiene un origen muy claro.
Qué es el café americano y cuál es su origen
En terminología barista o dentro del léxico cafetero profesional, un café americano consiste en un café expreso que se alarga con agua después de la extracción del mismo. Es decir, para elaborarlo se prepara un espresso italiano usando una cafetera exprés, manual o automática, y se le añade después más agua al café recién hecho.
El origen de este tipo de café procede de la II Guerra Mundial, cuando los soldados estadounidenses destinados en Italia acostumbraban a alargar su café añadiendo más agua caliente, para asemejarlo un poco al tipo de café largo al que estaban acostumbrados en su país, preparado habitualmente con cafetera de goteo.
El resultado era un café más largo que prolongaba la experiencia de beberlo en tazas o vasos más grandes, y que también diluía la propia intensidad del espresso, demasiado 'fuerte' y concentrado para el paladar estadounidense. Al echar agua sobre el café, también se diluye la crema y el resultado es un café más ligero y suave, sin alterar la extracción o la cantidad de cafeína original de un expreso.
En Italia se empezó a conocer como caffè americano y hoy está mundialmente extendido en las cafeterías de especialidad simplemente como americano o american. La proporción más extendida entre expreso y agua suele ser del 1:3 o 1:4, aunque puede variar al gusto o según dónde se prepare.
Si bien también se puede ver elaborado al revés, llenando la taza de agua caliente para extraer encima el expreso, esta variante en realidad es de origen australiano y se denomina long black , 'negro largo'. En este caso se conserva gran parte de la crema y un mayor aroma.
Receta de café americano
Poner a calentar agua sin dejar que entre en ebullición.
Preparar un café expreso estándar con cafetera expreso manual o automática, usando granos recién molidos de tueste natural, en una taza de 200-300 ml.
Una vez preparado el café expreso, inmediatamente echar con cuidado el agua caliente hasta llenar la taza, procurando no salpicar. Se puede ajustar la cantidad de agua al gusto, a partir de 150 ml.
Endulzar si se desea y tomar caliente.
En qué se diferencia el café americano del café de goteo
Volviendo al principio, no es extraño que se utilice el término café americano para referirse a cualquier café aguado o de mala calidad, por asociación con ese café que ya hemos comentado de cafetera típica de diner.
Estas cafeteras en realidad producen un café muy diferente al americano auténtico original, aunque podamos llamarlos igual. La máquina en cuestión es una cafetera de filtro de goteo, invento alemán que desde los años 50 además son eléctricas.
Esta máquina elabora un café sin crema filtrado de sabores equilibrados y suaves, de baja acidez y con menor complejidad aromática que otros cafés de filtro manuales como el V60 o la Chemex. Además, el café resultante también tiene menos cafeína, permitiendo así ingerir mayor cantidad de líquido sin sobrepasar tan rápido el consumo máximo recomendado de cafeína que sí alcanzamos fácilmente con un expreso.
El problema que suele presentar este café, además de lo 'flojo' que resulta al paladar europeo más acostumbrado a la intensidad de un expreso, es que habitualmente se prepara una gran cantidad dejándolo dentro de la jarra de la cafetera, que lo mantiene caliente, pero con el paso de los minutos se oxida y pierde calidad.
Para diferenciarlo del café americano y evitar confusiones es recomendable referirse a esta variedad simplemente como 'café al estilo americano'. En una cafetería de especialidad europea es raro que cuenten con una cafetera de goteo, y si ofrecen un americano en su carta será la receta original.
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