Son 44 los pisos con los que el Hotel Arts saluda a cada amanecer barcelonés desde la altura del puerto olímpico. Diseñado por el arquitecto colombiano Bruce Graham, el Hotel Arts resplandece en blanco a las afueras de la Ciudad Condal, bajo el brillo de su estructura de hierro.
Sin embargo, el interior de este cinco estrellas Gran Lujo resplandece hacia dentro también. No sólo por sus habitaciones, cuya gestión recae en la cadena The Ritz-Carlton, con algunas de las suites más espectaculares de Barcelona —y sus vistas, evidentemente—, sino también por lo que allí se come.
Punta de lanza de una Barcelona gastronómica, el Hotel Arts no sólo pretendió ser uno de los mascarones de proa de la nueva Barcelona. Escoltado por la vecina Torre Mapfre, ambas ejercen como tótems en la entrada del puerto olímpico, pero recayó sobre el peso del Hotel Arts convertirse en referente gastronómico en una ciudad que siempre tuvo a la hotelería como aliada.
Los ejemplos ahora no faltan: Mandarin Oriental con Moments; Casa Fuster con Aleia; Monument Hotel con Lasarte; Hotel Barcelona GL Monumento con el AbAc de Jordi Cruz… La lista de restaurantes con estrella Michelin vinculados a hoteles en la capital catalana es abundante.
Allí se entronca, por méritos propios, la relación de Enoteca dentro del Hotel Arts. Comandado por el andaluz aunque afincado en Cataluña desde hace décadas, Paco Pérez (Huelva, 1962), Enoteca refleja a la perfección el cosmopolitismo del que siempre hizo gala la ciudad.
Dos estrellas Michelin nacidas en el Mediterráneo
Siempre hay cierta ironía en comprobar cómo Paco Pérez, lejos de su Huelva natal, ha conseguido ser uno de los grandes referentes de la cocina mediterránea y catalana. Cuatro estrellas Michelin le avalan. Dos en Miramar, en el municipio gerundense de Llancá, y otro par de florones Michelin a costa de Enoteca.
A su lado, más brillos a costa de la Guía Repsol. Por un lado, tres en las puertas de Miramar. En el otro, otra pareja de destellos al entrar en Enoteca. Una realidad que, como el nombre indica, también hace especial hincapié en el vino y que para muchos comensales se convierte en un despertar mediterráneo.
Con una clientela mayoritariamente internacional y con especial dominio del público estadounidense, el Hotel Arts y su cocina es, en muchas ocasiones, la primera piedra de toque con la que Barcelona se presenta.
Así, Enoteca actúa de carta de presentación de una cocina mediterránea sólida, entroncada al mimo de Paco Pérez, que es capaz de salir de su zona de confort para dejar pinceladas orientales y latinas en sus platos.
Sin producto no hay paraíso
No obstante, aunque el chef onubense haga alardes internacionalistas en el plato, lo cierto es que el producto podría ser glosado por Serrat en aquel Mediterráneo setentero. Guisantes del Maresme, gamba roja de Palamós, anchoas de L'Escala, espardeñas, langostas de Menorca…
El mar empapa Enoteca, pero valdría ponerse mesiánico y parafrasear con un "así en el mar como en la tierra". Fiel al espíritu de los mar y montaña, quizá la gran contribución de la cocina catalana en términos gastronómicos, Enoteca rara vez renuncia a poner ese contrapunto terrestre en el menú.
No obstante, es el mar el que lleva la voz cantante en la propuesta de degustación de Paco Pérez, que va modulándose por estaciones aunque nunca cambia por completo. Preciosista, la idea de Pérez es que dentro de un hotel que se llama Arts, la cocina debe ser igual de artística.
No le falta razón, como sucede en platos como El mar recordando a Gaudí, ya un clásico en el que imita con pescados el particular trencadís del arquitecto catalán. Situación que se repite con el chawanmushi de setas o el bogavante curado en koji negro, que además vuelven a recuperar el vínculo con lo oriental.
El vino conductor
Setecientas son las referencias de Enoteca, que hace honor al nombre de un restaurante en el que el vino siempre ha sido protagonista. La carta de vinos, amén de amplia, está bien representada y juega con etiquetas españolas y vinos internacionales.
También con algunas propuestas más cercanas al vino de autor, al mismo tiempo que en los maridajes se acompasan ambos conceptos con marcas más conocidas. Bajo esa premisa, Enoteca pretende dar a conocer y extenderse, casi como el Mediterráneo que casi baña los pies del Hotel Arts. Ajeno a la estridencia y sin encabezar una Cruzada de purismo enológico, el equipo de sumillería del restaurante busca confort en sus alternativas.
Una misma premisa que, en general, da vida a las 44 plantas del Hotel Arts que, en sus casi 500 habitaciones, aloja más de un 10% de suites que se descuelgan sobre los amaneceres del Mediterráneo y que, a la hora de ponerse serios en la mesa, encuentran en Enoteca la ligazón perfecta de ambos conceptos.
No obstante, aunque sea Enoteca la primera espada del Hotel Arts, el complejo se remata con una oferta gastronómica que también incluye conceptos más casuales como Roka —una parrilla japonesa—; The Pantry, con un concepto de speakeasy gastronómico muy barcelonés; la amplia terraza de Marina Coastal o la refrescante coctelería de P41, permitiendo que se puedan hacer las cinco comidas de un día sin salir del hotel.
Dos noches en el Hotel Arts (*****GL) por 889 euros.
Qué pedir: Enoteca tiene menú degustación —lo más recomendable, aunque a 208 euros sin maridaje— y un menú de arroz para los mediodías del domingo con varios platos (también aconsejable), además de una carta breve con algunos grandes éxitos. La idea, aunque sea cara, es el degustación.
Datos prácticos
Dónde: Carrer de Marina 19-21 Barcelona, España.
Precio medio: degustación a 208 euros; el arroz de Paco a 120 euros; carta a 140 euros.
Reservas: 934 838 090 y en la página web de Hotel Arts y de Enoteca. Horarios: de miércoles a sábado sólo en servicio de noches y domingo mediodía. Cierra lunes y martes.
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