La repostería en Portugal es cosa seria. Nos quedamos casi siempre con los famosísimos pastéis de nata o pasteles de Belem, que nos encantan, pero esa fijación nos hace perdernos otras delicias que además no siempre tienen que ser tan contundentes y dulces como tantos a base de yema dulce, típicos de su herencia conventual. Estos queques son un buen ejemplo.
Podríamos llamarlos pastelitos o cakes de mantequilla, en la línea de la repostería esponjosa que emparenta bizcochos más densos, plumcakes, pound cakes y ciertos gâteaux, recordando también a la variante más atlántica de magdalenas de mantequilla. Conocimos la receta de la mano de David Leite, que quedó prendado de ellos en el desayuno de un hotel de Évora, y gustosamente le cedieron la receta.
Aromatizados con limón y naranja, y horneados en el tradicional molde metálico con surcos muy marcados, como el que aquí empleamos a menudo para algunos flanes, se pueden preparar en formato mini o tipo magdalena o muffin corriente, usando cápsulas de papel o engrasando una bandeja metálica. Leite recomienda tomarlos tibios, recién hechos o ligeramente recalentados, pero damos fe de que están riquísimos a temperatura ambiente.
Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo sin aire, y engrasar y espolvorear con harina unos 10-12 moldes tipo magdalena o muffin o flanera; dependerá del tamaño usado. Se pueden usar también cápsulas de papel.
Calentar a fuego suave la leche con la mantequilla hasta que esta se derrita, procurando que no hierva ni agarre al fondo. Dejar templar ligeramente. Mientras, en un recipiente grande frotar el azúcar con las ralladuras y añadir la harina con la levadura y la sal, removiendo con unas varillas.
Añadir el huevo y la yema con la vainilla a la mezcla láctea, combinar con las varillas y echar a la masa de harina en tandas. Mezclar suavemente hasta que no haya grumos secos, sin pasarse.
Repartir en los moldes y hornear durante unos 15-20 minutos, según tamaño y horno, hasta que estén dorados por los bordes. Esperar fuera del horno unos 5 minutos antes de desmoldar en una rejilla.
Con qué acompañar los queques de limón y naranja
Perfectos para un bocado dulce si nos apetece algo goloso en el desayuno, los queques cítricos son también ideales para el café de la sobremesa o una merienda, a la que los portugueses son tan aficionados con su taza de café solo o con leche. También podemos acompañarlos de cualquier té o infusión, o incluso un vaso de horchata de almendra fría.
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