De niña renegaba con toda mi alma de los corazones y el color rosa, pero con la edad me he reconciliado con ellos. Con moderación no tienen por qué ser siempre sinónimo de lo cursi o cuqui, y en repostería pueden dar resultados muy bonitos. Si queremos tener un detalle con alguien especial, hacer galletas caseras decoradas con fondant es mucho más fácil de lo que parece.
Me gusta hacer galletas decoradas en determinadas ocasiones para compartirlas con los amigos y la familia, y aunque suelo hacerlas con glasa, reconozco que el fondant nos puede dar un resultado muy apañado con mucho menos tiempo y esfuerzo. Lo mejor es que la galleta sea más gruesa y la capa de fondant muy fina, pues es un producto excesivamente dulce que puede acaparar todo el sabor.
Tamizar en un cuenco la harina con la sal. En otro recipiente más grande, colocar la mantequilla troceada con el azúcar y batir con una batidora de varillas durante unos 3-5 minutos, hasta conseguir una mezcla esponjosa y suave. Añadir la vainilla y el huevo y batir un poco más. Incorporar la harina poco a poco, sin dejar de batir.
Volcar sobre una superficie y amasar ligeramente hasta formar una masa homogénea y lisa. Dividir en dos, formar dos discos planos y envolverlos en plástico film. Dejar enfriar en la never como mínimo 1 hora, mejor más tiempo.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar unas bandejas. Estirar una porción de masa sobre papel sulfurizado o una superficie limpia con un poco de harina, hasta dejar un grosor de unos 5-6 mm. Recortar galletas con cortadores de corazón. Colocarlas en las bandejas, sin necesidad de separarlas demasiado.
Hornear una bandeja cada vez durante unos 10 minutos, hasta que estén doradas. Cuidado porque los bordes se queman rápidamente. Esperar un par de minutos fuera del horno y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
Para decorar con fondant, tomar una porción de masa y trabajarla con las manos hasta que esté maleable. Si queremos teñirla sólo hay que añadir unas gotas de colorante alimentario y amasar hasta que adquiera el tono deseado. Estirar bien sobre una superficie limpia, dejando un grosor de no más de 2 mm. Añadir maizena o azúcar glasé si fuera pegajosa.
Para darle textura, estirar sobre el molde apretando con el rodillo. Recortar porciones con los mismos cortadores que usamos para las galletas. Pintar cada galleta con un poco de agua y colocar encima el fondant. Dejar secar antes de guardar. Esta es la decoración más básica, se pueden añadir pequeños detalles moldeados o incluso usar glasa si queremos diseños más elaborados.
Con qué acompañar las galletas decoradas con fondant
Una vez terminadas y secas nuestras galletas decoradas con fondant, sólo nos queda envolverlas como más nos guste para regalarlas, en bolsitas individuales, o en una caja bonita. También podemos disponerlas en una bandeja simplemente para tenerlas en casa y ofrecerlas a las visitas.
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