Pasado el revuelo inicial con el lanzamiento del nuevo pan de proteínas de Mercadona, la curiosidad nos ha llevado a comprarlo y probarlo en casa. Aunque desconfiamos de entrada de cualquier producto que se anuncie con declaraciones nutricionales casi milagrosas, no podemos juzgar -ni criticar- el mismo hasta que hayamos hecho una buena cata.
La obsesión por las proteínas parece estar aún lejos de terminarse. Si bien sabemos que es un macronutriente esencial, y con mayor importancia para muchas prácticas deportivas y determinadas etapa de la vida, si están de moda es por asociarse con adelgazar con recetas keto. Las dietas bajas en hidratos como la popular dieta keto, la tambien famosa paleo y todo lo que lleva el apellido lowcarb o fitness se lleva toda la atención en redes sociales y también en el marketing de productos.
En principio no hay nada de malo si estos patrones de alimentación se siguen con la supervisión de un nutricionista y adaptándose a las necesidades individuales de cada persona con determinados objetivos, el problema surge cuando asociamos "más proteínas" con "engorda menos" o, peor aún, "adelgaza". Como siempre con estos productos, es fundamental leer con atención el etiquetado, tanto de ingredientes como de su composición nutricional.
Y, no menos importante, hay que comprobar si está bueno.
La compra y un primer vistazo
No es difícil dar con el bautizado como 'Pan Tostado +Proteínas' de Hacendado, fabricado por la firma valenciana Anitín Panes Especiales. Es una de las últimas estrellas de su catálogo y suele estar bien expuesto y con gran cantidad de stock. Lo encontramos en la sección de panadería entre sus otras muchísimas variedades de panes empaquetados, panes de molde, tostados, regañás, picos y demás.
Lo primero que llama la atención es su precio, aunque no podemos decir que nos sorprenda. Si bien 2,45 euros no parece un gran desembolso, es notablemente superior a otros panes tostados de la misma gama, teniendo en cuenta que la bolsa solo contiene 200 g. Los 550 g de pan tostado con cereales y semillas salen por 2,35 euros, y el clásico normal apenas cuesta 1,75. ¿Merece la pena la diferencia?
Su precio es notablemente superior a cualquier otro pan tostado, rebanado o de molde
El paquete del pan proteico es bastante más caótico que los mencionados, con todas las rebanadas bien ordenaditas en filas compactas; aquí las piezas bailan a su libre albedrío en una bolsa que, al menos, es de plástico algo grueso y resistente. Pero habrá que fijarse bien al escoger porque muchas unidades han sufrido aplastamiento y podremos encontrar picatostes en lugar de rebanadas.
La bolsa en sí no ofrece mucho más misterio; hay que abrirla a lo bruto como una bolsa de patatas fritas o, más recomendable, con tijeras. No tiene autocierre de ningún tipo, así que más nos vale trasladar el pan a un táper o caja hermética, o tirar de la clásica pinza. Una vez abierto se puede enranciar rápidamente, y no es algo que vaya a ayudar a mejorar el sabor de este pseudopan, precisamente. Y recomiendan consumirlo en cinco días.
Llegó el momento de la cata: ¿está bueno?
Al abrir la bolsa ya te invade un aroma, digamos, extraño. No debería sorprendernos si tenemos en mente que no es un pan de verdad, pero el cerebro es traicionero y espera recibir el olor tradicional de un pan tostado conocido. Primera decepción.
El sabor también chocará a quien se acerque a este tipo de productos por primera vez. En nuestro caso particular no hay sorpresa, pues en casa ya solemos preparar nuestros propios panes y masas similares, con recetas como el pan de molde sin gluten, el pan paleo o el pan keto.
Tiene un cierto regustillo ácido, pero lo más perceptible es esa sensación de estar masticando una mezcla de alpiste -por las semillas- y cartón que tanto echa para atrás a los paladares más habituados a la panadería tradicional. Como persona totalemente entregada a las semillas y lo frutos secos -estos crackers son mi snack casero favorito-, es un punto a favor, pero ahuyentará a muchos otros consumidores.
Es muy crujiente y aparentemente ligero, lo que podría llevarnos a comer de más
A su favor tiene ser extremadamente crujiente sin resultar muy duro de morder, si bien una vez se mastica adquiere una textura algo granulosa que, de nuevo difiere del pan corriente. Y eso que de gluten va sobrado. Tampoco está de más recordar que la comida muy crujiente tiene alta palatilidad y podemos comer de más sin darnos cuenta.
Tras las primeras impresiones a palo seco lo probamos con diferenes coberturas y acompañamientos, y así la cosa mejora notablemente. Le van bien tanto los toques dulzones de la fruta, yogur o un queso fresco y cremoso, como los salados de quesos más curados, mantequilla de cacahuete, aguacate, salmón ahumado, pechuga de pavo cocida, etc. Y troceado como aderezo de sopas y cremas de verduras tampoco está mal.
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En conclusión: ¿merece la pena?
Si lo pruebas y te gusta tal cual por lo que es, cómpralo si te merece la pena su precio. Ahora bien, si vas a hacer el esfuerzo económico y gustativo solo por sus pretendidas bondades nutricionales, hay mejores formas de ingerir proteínas, y de mucha más calidad.
Es cierto que se trata de pan más nutritivo que sus primeros normales, y cumple con la legislación en cuanto a anunciar su contenido en proteínas y baja cantidad de hidratos. Pero siempre en comparación, precisamente, con los panes corrientes. Que, no olvidemos, tampoco hay que demonizar si son de calidad.
No te va a ayudar a adelgazar por sí mismo porque sigue teniendo muchas calorías, más que otros panes tostados y crujientes y más que el pan de molde o una hogaza. Esto es debido a que tiene gran cantidad de grasas, si bien la mayoría son monoinsaturadas y poliinsaturadas. También es rico en fibra, pero aquí sale perdiendo frente a otras opciones más baratas, como el 'Pan de fibra y sésamo' -la versión de Hacendado del Wasa-.
Sí, es muy rico en proteínas comparado con otros panes, pero hay que echar cuentas. Para que la cantidad proteica sea relevante, tendríamos que comer casi el paquete entero, ingiriendo muchas calorías de golpe que, además, probablemente no sienten muy bien al estómago en exceso. Y no olvidemos que no son proteínas de gran calidad, al provenir la mayoría de cereales y gluten.
Como destacan nuestros compañeros de Vitónica, el pan de proteínas de Mercadona puede ser una buena opción para tomar algo rápido en el desayuno, un snack saciante entre horas o para recuperar tras practicar deporte. Pero solo lo recomendaría si realmente te gusta su sabor, pues para tomar proteínas y grasas de calidad siempre tenemos mejores alimentos como yogur natural, aceite de oliva, aguacate, frutos secos, queso fresco, conservas marineras, huevos, tofu o carnes magras.
Y, recordemos una vez más, los hidratos de carbono no son el demonio.
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