El jardín y la terraza son los espacios más relajantes y agradables de la casa, pero a menudo pueden convertirse en un verdadero campo de batalla cuando los animales no deseados deciden invadirlo: ratones, pájaros, topos y otros intrusos pueden arruinar rápidamente la paz que se vive en un espacio exterior que tanto hemos cuidado.
Existen muchos métodos para ahuyentarlos, pero uno de estos sobresale por ser extremadamente sencillo, ecológico y económico: utilizar botellas plásticas recicladas.
Este truco no solo es eficaz, sino también muy fácil de implementar. Las botellas plásticas, cuando se colocan estratégicamente en el jardín, generan un movimiento constante con el viento. Este movimiento es lo que produce un sonido y una vibración que ahuyentan a los animales, ya que se sienten incómodos o amenazados por estos elementos extraños en su entorno.
Además, al ser recicladas, estas botellas contribuyen a reducir el uso de plásticos de una manera creativa y responsable. Lo mejor de este truco es que no se necesita ningún tipo de experiencia en jardinería ni materiales especiales.
Solo necesitas botellas plásticas vacías, preferiblemente de tamaño mediano o grande, y algo con lo que puedas colgarlas o atarlas a las ramas de los árboles o cercas del jardín.
Es importante asegurarse de que las botellas estén vacías y bien limpias, y si lo deseas, puedes incluso cortarlas o decorarlas para que se integren mejor con la estética de tu espacio, de forma que generen la mínima distorsión posible en tu proyecto decorativo.
Para una mayor eficacia, las botellas pueden rellenarse con agua, lo que ayudará a que se balanceen más fácilmente con el viento. Este movimiento genera una especie de “alarma natural” que mantiene alejados a los intrusos. Los ratones, por ejemplo, se sienten más cómodos en entornos tranquilos y poco alterados, por lo que las botellas que se mueven constantemente hacen que prefieran alejarse en lugar de acercarse.
Lo bueno es que este método no solo es efectivo para ratones y roedores, sino también para otros animales, como los pájaros o topos, que suelen invadir los jardines en busca de comida o refugio. Además, las botellas de plástico funcionan durante todo el año, adaptándose a las diferentes estaciones y condiciones climáticas.
Solución a largo plazo
En verano, pueden ayudar a evitar que los pájaros roben las frutas, mientras que en invierno, mantienen a los roedores alejados de las zonas más cálidas del jardín. Este punto también es interesante, pues constituyen una solución a largo plazo que evita que tengamos que estar pendientes de forma constante de estas pequeñas amenazas.
En lugar de comprar costosos repelentes o productos químicos, este método aprovecha lo que ya tenemos en casa. Las botellas de plástico, que suelen ser un residuo difícil de gestionar, se reutilizan para darles una nueva vida, al mismo tiempo que sirven como herramienta para proteger tu jardín.
Foto | Pixabay
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