Seguro que, si alguna vez has ido a Francia, has comprobado cómo las quiches colonizan buena parte de los mostradores de panadería. En España también es habitual verlas, aunque no tan frecuentes, pero van ganando fuerza.
Las quiches, un auténtico emblema de la cocina francesa, no dejan de ser una tarta salada en la que participan huevos, nata –o crema de leche– y determinadas verduras. También se añaden a menudo carnes, generalmente embutidos, y todo ello se fragua en el horno hasta ofrecer una receta tan deliciosa como sencilla.
Se intuye que la madre de todas estas preparaciones es la famosa quiche Lorraine, que no debe su nombre a ninguna mujer, sino a la región de Lorraine (Lorena, en castellano), en el noreste de Francia, limítrofe con Alemania.
No obstante, las quiches han experimentado miles de versiones distintas y, seguramente, nunca hayas conseguido que te queden en casa ni tan altas ni tan gruesas como suele estilarse en las panaderías francesas.
Lo más posible es que en casa te queden más secas, más bajas y no tan gruesas, lo cual a veces nos condiciona en la cocina debido al tipo de horno que podemos tener. Sin embargo, no todo es cuestión del horno y, curiosamente, podemos tener quiches altas y gruesas, como las de panadería, sin esfuerzo.
Parte del problema, como decimos, va a venir dado por el propio recipiente donde la cocinemos. En este caso, es muy habitual que recurramos a las clásicas fuentes de horno, ya sean de vidrio o sean de metal. Lo malo, como es evidente, es que muchas veces nos van a evitar desmoldar nuestra quiche y que quede aparente en la mesa.
Por eso, lo que hacen en las panaderías profesionales es algo tan sencillo como cambiar el molde. Así consiguen que la quiche sea alta, gruesa y no se desmorone. Y tú, aunque no lo creas, lo puedes hacer también en casa.
Lo único que necesitas es cambiar el tipo de recipiente. Sí, así de sencillo. Lo que te recomendamos para conseguir quiches más altas y gruesas es que recurras al clásico molde de tarta desmontable y circular, como el que usarías para hacer una tarta de queso, y con él te puedes permitir el lujo de elevar tu quiche más de lo habitual, haciéndola mucho más aparente y, además, permitiéndote emplatar perfectamente.
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Tan solo hay que rellenar el molde con nuestra mezcla –la que prefieras– y darle el toque de horno que necesite. Recuerda que la mejor manera de comprobar si una quiche está lista es clavar un palillo en el centro, comprobando que no quedan partes húmedas. Después de esto, solo tendrás que retirarla del horno, dejar un breve reposo y desmoldar sin complicarte.
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