El día de San Valentín o de los enamorados, como tantas festividades actuales, tiene unos orígenes algo difusos que se remontan a muchos siglos atrás. En cualquier caso, fue desde la Edad Media cuando empezó a popularizarse la devoción hacia el santo al ligarse su devoción a la protección a los enamorados. Hoy ha desaparecido cualquier rasgo religioso y se critica como una fecha consumista y empalagosa. Lo curioso es cómo una cultura totalmente ajena a la religión occidental se ha adueñado de ella, y es que en Japón San Valentín desata la locura por el chocolate.
La apertura de la sociedad japonesa hacia el resto del mundo, especialmente a occidente y la globalización de la cultura de masas más popular, ha hecho que en Japón se celebren fiestas extranjeras como la Navidad, aunque lo hacen de una forma propia particular. Sucede lo mismo con San Valentín, que inunda el mercado japonés de todo tipo de chocolates y corazones cuando se acerca el 14 de febrero, y tiene una curiosa continuación un mes más tarde.
El origen de la celebración
Curiosamente, la festividad de los enamorados llegó antes a Japón que a España. Mientras nuestro país se enfrentaba a uno de los momentos históricos más duros, en 1936 fue la compañía de dulces Morozoff, creada por un empresario ruso, la que introdujo San Valentín en tierras niponas. Todo comenzó con un anuncio comercial dirigido específicamente a los extranjeros residentes en Japón, que sí conocían la fiesta, y años más tarde empezó a promocionarse entre la propia población japonesa.
Fue a partir de la década de 1953 cuando comenzaron a explotarse las posibilidades comerciales de San Valentín con campañas publicitarias enfocadas ya a los japoneses. Interesaba enfocar la fiesta como una ocasión en la que todo girara alrededor de los dulces, especialmente del chocolate. Otras compañías imitaron las promociones de Morozoff, diseñando chocolates especialmente creados para tar ocasión, fundamentalmente con el protagonismo de corazones. Además, en 1958 se dieron las primeras rebajas especiales de San Valentín, como nos cuentan en Japonismo.
Chocolates para los hombres
Lo peculiar que tiene San Valentín en Japón es que todo se reduce a chocolates que las mujeres regalan a los hombres. Desde que la fiesta arraigó en la sociedad japonesa, la costumbre dicta que son ellas las que tienen que hacer el regalo a ellos, siempre chocolate y normalmente con diseños y productos lanzados específicamente para esta fecha.
Los que somos lectores de manga o aficionados al anime lo hemos podido ver en numerosas series, cómo cuando se acerca el 14 de febrero los personajes femeninos se afanan por comprar o elaborar ellas mismas dulces chocolates para regalar. Pero otro rasgo especial que tiene esta costumbre es que no sólo se regala al ser amado, sino que lo habitual es que las japonesas regalen chocolates a compañeros de clase, del trabajo, amigos y familiares. Se distinguen así distintos regalos de San Valentín:
- Honmei choko (chocolate verdadero o favorito). Es el que tiene realmente valor amoroso, se regala a la pareja o a la persona por la que se tiene un interés romántico. Suelen ser los más caros o elaborados, apostado por marcas de prestigio o por dulces con chocolate hechos por ellas mismas.
- Tomo choko (chocolate de amistad). Estos chocolates se intercambian entre amigas, o también entre compañeras de estudios. En los colegios es habitual que se permita que los niños se regalen chocolate, aunque algunas escuelas lo prohiben debido a que algunos niños pueden quedarse sin recibir nada.
- Giri choko (chocolate de obligación). No es una obligación en el sentido que nosotros tenemos de ese término, ya que tiene mucho que ver con la forma de ser de la sociedad japonesa. Normalmente son los chocolates que ellas regalan a compañeros de trabajo, suelen ser pequeños detalles, baratos, que se dan sin que haya ningún interés romántico.
- Fami choko (chocolate para la familia). Son los chocolates que se regalan a los miembros masculinos de la familia.
- Sewa choko (chocolate de agradecimiento). Es como una variedad del chocolate de obligación, ya que es el que se regala a esa persona a la que se debe una gratitud especial. Puede ser también un compañero de trabajo, un amigo, un profesor. etc.
Chocolates de mil formas y sabores
Si a nosotros nos puede parecer que se explota comercialmente el día de San Valentín, en Japón llevan los límites mucho más allá. Como ha ocurrido con otras fiestas importadas, esta celebración se exprime al máximo por las empresas, que inundan el mercado con productos de todo tipo relacionados con el amor y el chocolate. En primer lugar, se ofertan moldes, decoraciones y mezclas preparadas para que las japonesas puedan elaborar ellas mismas sus dulces de chocolate, pero lo cierto es que normalmente se opta por comprarlos.
Estos días se pueden ver a la venta una variedad interminable de chocolates de lo más variado: bombones, chocolatinas, pasteles, galletas, tabletas, trufas, bizcochos, etc. Las pastelerías artesanas preparan productos especiales mientras que muchas marcas de alimentación lanzan ediciones limitadas especiales enfocadas únicamente a San Valentín.
Pero todo esto da un paso más con empresas ajenas al mundo del chocolate que se suman a esta sobreexplotación. Joyas con forma de chocolates, teléfonos móviles con aspecto de chocolatina, pizzas con forma de corazón, cerveza con sabor a chocolate... Todo parece valer para destacar y vender más estos días. ¿Y qué ocurre si un varón japonés no tiene pareja ni amigas femeninas? Pues puede contratar un servicio de seguro especial que garantiza recibir un paquete de chocolate dedicado, como nos cuentan en Descubrir Japón.
El White Day, chocolate blanco para ellas
No hay duda de que son los hombres los que realmente disfrutan de San Valentín - salvo que aborrezcan el chocolate, claro -, pero ¿y ellas? Los japoneses pueden tener también algún detalle, pero no tienen por qué hacerlo, ya que es un mes más tarde cuando se espera que devuelvan el gesto durante la celebración del White Day, el Día Blanco.
De nuevo nos encontramos con una "tradición" surgida de mentes empresariales que buscaban aumentar aún más las ventas. La gastronomía tradicional japonesa no es muy de consumir chocolate o dulces a lo largo del año, así que potenciar las posibilidades comerciales de San Valentín era una idea demasiado jugosa. Fue en 1978 cuando se promovió celebrar el White Day, y aunque no tiene tanta popularidad, desde entonces toca a los hombres devolver los regalos el día 14 de marzo.
La cultura japonesa da mucho valor al significado de los regalos, y por eso normalmente el chocolate que se regala de vuelta se supone que debe tener un valor superior al recibido en primer lugar. Comenzó siendo costumbre dar chocolate blanco, aunque con el tiempo se entrega cualquier otro tipo de chocolate o dulce, incluso algunos japoneses regalan joyas o lencería, especialmente a la pareja.
A mí personalmente me fascina la inventiva comercial y me gusta conocer esas ediciones de chocolates extrañas que salen a la venta por estas fechas en Japón, aunque no me gusta cuando se explota tantísimo comercialmente un evento, pues llega a saturar. La idea de regalar un chocolate hecho casero sí me parece bonita, y no está mal eso de recibir un regalo de vuelta un mes más tarde. ¿Qué os parece esta manera de celebrar San Valentín? ¿Conocíais estas costumbres japonesas?
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