Quien tiene una conserva, tiene un tesoro. También se dice que quien tiene un amigo, tiene un tesoro. A veces, sin embargo, es mejor tener una conserva porque los amigos no se comen. Aunque pueden invitar a comer.
Precisamente, invitar a comer es lo que hacía hace unos cuantos años el chef José Andrés cuando tenía un programa en La 1 de TVE llamado Vamos a cocinar. Por aquel entonces, el chef de orígenes asturianos no era tan mediático como lo es ahora, pero ya era uno de los cocineros más populares de España.
En aquel programa, que apenas duró un par de temporadas y se emitía por las tardes, el chef José Andrés hacía recetas tradicionales de la cocina española, dando pequeños toques de creatividad como las patatas bravas o como cuando cocinaba secreto ibérico.
Además, el programa –que se puede encontrar fácilmente en Youtube– era bastante didáctico y el chef dejaba numerosas pinceladas de detalles en los que fijarnos en la cocina, ya fuera con elementos frescos o con elementos en conserva.
Algo que ahora no nos extraña. Convertido en un fuerte defensor de las conservas, independientemente de las que sean, el chef José Andrés ya hacía de abogado de esta cocina enlatada, recordando que las conservas son perfectas porque "se elaboran en el mejor momento del producto".
Una realidad que también hemos aprendido de nuestros mayores, donde aprovechaban los excesos de producción de determinados momentos del año para embotar todo tipo de productos, especialmente verduras, pero también carnes o pescados.
Sin embargo, mientras hacía repaso a un pequeño colmado, José Andrés dejaba una pista de seguridad alimentaria que, aunque parezca evidente, aún puede jugarnos más de una mala pasada.
En este caso, cogiendo una lata de anchoas en salazón, el chef recordaba que hay una forma para saber si las conservas de lata están en buen estado. En este sentido, explicaba que "había que fijarse en que la lata en cuestión no tuviera golpes", aunque había un detalle aún más importante. También comentaba que "hay que fijarse en la tapa, que es la parte más blanda del envase".
"Si es una conserva de metal, debe estar intacta y que no esté abombada en su parte superior", insistía. Si se produce esta situación, esa conserva estará defectuosa y habremos de tirarla.
Los motivos son evidentes: "Se ha producido una infección bacteriana por botulismo, que genera unos gases que son los que abomban la lata". Ante eso, contaba José Andrés, "había que desechar inmediatamente la lata".
Imágenes | Facebook José Andrés