No, no os asustéis, no os voy a hablar de vampiros. De entre las muchas dietas milagro que se han publicado y se publicarán, hay una especialmente curiosa. Es la blood type diet o dieta del grupo sanguíneo. Su impulsor Peter J. D'Adamo, afirma que, en función del tipo de sangre que tengas A, B, 0 ó AB, deberás comer unas cosas u otras. Como tantas otras dietas milagro, carece de sustento científico y lo que realmente buscan es hacer ganar dinero a sus "inventores". Lo bueno es que, a diferencia de otras dietas, esta sí que ha podido ser estudiada.
No hay tanto investigador para tanta dieta milagro
Empiezo afirmando esto porque un argumento habitual, en defensa de este tipo de dietas, es el que dice que "bueno, de momento la ciencia no ha dicho que no funcione". Claro, la ciencia tampoco ha hecho ningún estudio sobre la viabilidad de los burros voladores. Hay cosas que simplemente, o bien, no merece la pena investigar o lo investigadores prefieren dedicar su esfuerzo a investigar cosas más interesantes.
En el caso de la dieta de los tipos de sangre sí que se ha podido estudiar. En concreto, un grupo de investigadores publicó en 2013 un estudio, que trató de averiguar si este tipo de dieta era realmente efectivo. Conviene hacer una reflexión previa. En este caso, la hipótesis de que el tipo de sangre podrían influir en la dieta, podría tener cierto sentido. Veamos por qué antes de descartarla.
La hipótesis de los tipos de sangre
La hipótesis es la siguiente. En 1950 William C. Boyd publicó un libro llamado "Genetics and the races of man: An introduction to modern physical anthropology" en el que clasificaba a las poblaciones humanas en 13 grupos geográficos que se agrupaban según la frecuencia de sus genes del tipo de sangre. Lo que hizo más tarde D'Adamo es asociar esto a los tipos de sangre y afirmar que los del grupo O serían cazadores, los del grupo A, agrarios (qué casualidad), los del grupo B nómadas y los del grupo AB, literalmente, "the enigma" (qué casualidad también). Por supuesto, los del grupo AB serían un tipo intermedio entre A y B.
Como os podéis imaginar, las dietas serían fáciles de correlacionar. Los O una dieta más paleo, los A más vegana y los B, atención, más dada a los lácteos. Digo atención, porque los tipos de sangre B son más típicos de Asia, y justo en Asia es donde hay más intolerancia a la lactosa. Primer fallo en la hipótesis. Ah, por supuesto, el tipo AB pues verduras con lácteos.
Desmontando la hipótesis
Como he dicho, salvo por el tema del grupo B, es una hipótesis y quizá ese fuera el motivo que hizo que los investigadores decidieran ver si se confirmaba con hechos, dentro de la literatura científica. Al fin y al cabo si las poblaciones se agrupaban geográficamente por tipos sanguíneos, es posible que en esas zonas hubiera más alimentos de un tipo u otro y esto condicionara las dietas. Sin embargo, los resultados fueron claros:
No evidence currently exists to validate the purported health benefits of blood type diets
Es decir, que no hay evidencia que soporte los supuestos beneficios para la salud de este tipo de dieta. Además, los investigadores dicen que habría que hacer un estudio específico con los distintos grupos y un número determinado de individuos para tener resultados concluyentes.
Muchos pensaréis, bueno, pues entonces no está demostrado. Claro, de la misma forma que tampoco ha hecho nadie un experimento para demostrar que los burros no vuelan. No es necesario. En este caso la hipótesis es muy débil. Además del fallo del grupo B, los grupos sanguíneos, al igual que las poblaciones humanas, se han mezclado tanto y durante tanto tiempo que muchos "cazadores" tendrían sangre del tipo A o B y viceversa. En definitiva, hacer ese estudio sería, probablemente, tirar el dinero para un investigador o un grupo de investigación.
Conclusión
Por supuesto, ningún buen estudio científico no va a impedir al Dr. D'Adamo siga con su blog, web, etc... Por cierto, es Doctor pero no en medicina, sino doctor naturópata. Lo señalo, porque hay muchos que aprovechan doctorados de otras disciplinas, para parecer "doctores en medicina" cuando no lo son.
La conclusión es sencilla. No tires el dinero ni te dejes engañar. Lo mejor que puedes hacer con tu sangre es conocer el tipo que tienes, y si puedes, donarla porque eso sí que es realmente útil. Además, donar sangre no te va a hacer adelgazar, pero sí que tiene beneficios para tu salud.
Imagen | vecinodelquinto!
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