Restaurante Coruña-Kyoto, equilibrio entre tradición e innovación

Los que conozcáis la ciudad de A Coruña sabréis que aunque pequeña hay prácticamente todo tipo de oferta de ocio, pero sin embargo en cuestión de hostelería, aún queda alguna laguna sin cubrir como es el caso de los restaurantes asiáticos de calidad y más concretamente los japoneses.

Así que cuando supe que habían abierto hace una temporada el restaurante japonés Coruña-Kyoto tenía ganas la próxima vez que fuera a mi tierra de probarlo y poder comparar con otros establecimientos a los que había ido otras veces.

La situación y el local

El restaurante Coruña-Kyoto se encuentra en la zona comercial de Coruña denominada “Plaza de Vigo”, una situación privilegiada ya que cuenta con unos cuantos locales alrededor en los que puedes tomar algo antes de ir a cenar o comer y además con multitud de parkings para dejar el coche.

Nada más entrar te das cuenta de que han intentado con el diseño del local ambientarte en el estilo tradicional japonés. Bancadas y mesas de madera se unen en un estilo limpio y minimalista, las paredes están dibujadas a mano con caligrafías niponas todas ellas realizadas por artistas enamorados del arte de este país.

El ambiente es acogedor lo que implica que, al no ser muy grande y no disponer de muchas mesas, sobre todo los fines de semana sea imposible aparecer espontáneamente y tener sitio, así que de momento siempre hay que reservar.

El sushiman

En este tipo de restaurantes siempre me gusta saber quién está al frente de su cocina pues va a determinar en gran medida el resultado final de los platos. En este caso Coruña-Kyoto a pesar de ser una cadena que dispone de otros dos locales en Santiago de Compostela y también en Vigo, han sabido escoger muy bien a su sushiman para el local de A Coruña.

El se llama Sergio Kohji Katsuki, este brasileño de padres japoneses es el alma mater del Coruña-Kyoto. Con más de treinta años de experiencia en la elaboración de sushi, demuestra que sabe lo que hace, formando pareja con su ayudante Raúl Santos que desde hace más de diez años le acompaña en su andadura profesional gastronómica.

Así en el Coruña-Kyoto es un placer verlos trabajar detrás de la barra, sin tabiques ni paredes, y todo esto se refleja en el sabor y la presentación de sus platos. Así que vayamos con ellos para conozcáis que se sirve allí.

La comida japonesa de Coruña-Kyoto

Cuando te haces con una carta de comida japonesa parece que te pierdes, y no sabes lo que escoger, así que amablemente el camarero que nos atendía nos explicó que era cada plato para que supiéramos lo que íbamos a comer sin sorpresas. Decidimos que queríamos probar un poco de todo sin pedir cada uno exclusivamente un plato y así lo hicimos.

Comenzamos con un variado de especialidades japonesas de distintos pescados como el atún, salmón y pescados blancos en los que nos trajeron maki rolls, nigiris y sashimi como el sake nigiri, hotategai nig o ikura entre otros. La verdad es que todo buenísimo y con una materia prima que me pareció impresionante.

Seguimos probando unas raciones de tempura de langostinos que nos gustaron mucho aunque sea un clásico y parezca poco original no todas la tempuras están igual de buenas. Después nos trajeron unas gyozas, especie de empanadilla japonesa que en este caso estaban rellenas de pollo, también muy correctas y unos harumaki, en este caso rollitos rellenos de gambas, zanahoria y repollo un poco al estilo rollitos primavera de restaurante chino pero mucho más ricos.

Lo siguiente que tomamos fueron unos woks variados de carne y verduras llamado yakisoba compuesto de fideos, ternera, verduras y salsa yakisoba que no me gustaron mucho y puedo asegurar que fue lo peor de toda comida. Menos mal que acabamos con un plato delicioso tanto en su preparación como en sabor y materia prima, un tataki de atún impresionante.

Los postres

Como buena catadora de postres no me quedé sin probar cuatro de sus especialidades. Primero un clásico coulant o volcán de chocolate, correcto pero no impresionante, seguido de un brownie de té verde muy rico, otra especialidad japonesa el dorayaki, una especie de bizcochito doble en forma de gong y con relleno que me encantó y también una sorprendente tempura de helado, una de las mejores que he probado.

En resumen, y aunque no soy una experta en comida japonesa, puedo decir que salvo uno o dos platos que no me dijeron mucho el resto me gustó mucho y me parece un sitio recomendable para ir a cenar o comer. Eso sí, si lo vais a visitar acordaros que necesitáis llamar ya que el número de mesas es escaso.