Tiernas por dentro y mega crujientes por fuera: estas patatas al puñetazo o smashed potatoes son una explosión de sabor en tu boca y, aunque sorprenden a todo el mundo, son muy fáciles de hacer.
Para prepararlas solo tienes que calentar abundante agua en una cacerola hasta llegar a ebullición y cocer las patatas durante el tiempo necesario para que estén tiernas. Esto va a depender de su tamaño y de lo nuevas o viejas que estén. Para comprobarlo solo hay que clavar un cuchillo o brocheta en el centro, si entra con facilitad es que están listas y las podemos retirar del agua.
Cuando estén listas, colocamos las patatas cocidas en una bandeja engrasada con una fina capa de aceite. Las aplastamos con la base de un vaso, el dorso de una cuchara o cualquier otro utensilio plano. Después las rociamos con un poco más de aceite y las espolvoreamos con ajo en polvo y sal. A veces les añado un poco de pimentón, pimienta u otras especias para aportar un toque extra de sabor.
Ahora solo queda hornear las patatas en el horno a 220ºC, con calor arriba y abajo, durante unos 20-25 minutos o hasta que estén crujientes y doradas por fuera y tiernas por dentro.
Lo ideal es acompañar estas patatas con un aceite de hierbas, elaborado con las especias que tengas más a mano: orégano, albahaca, romero, perejil.... Pero le va también genial una sencilla salsa verde, una salsa tártara o incluso una buena salsa de tomate.
Estas patatas se pueden servir tal cual, acompañadas de las salsas o, también espolvoreadas con queso rallado. Son una buena guarnición de carnes, pescados y mucho más, pero también se pueden disfrutar como plato principal en una cena de diario.
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