Desayunar hay que desayunar bien todos los días, así que os traemos un delicioso bizcocho de claras y vainilla para aprovechar las claras que sobran muchas veces al hacer un postre donde solo nos pidan yemas. Las claras congelan perfectamente por lo que tampoco es necesario que apuréis a cocinar dulces un días detrás de otro, simplemente ir acumulando en un recipiente hermético al congelador y las tendremos listas para cuando queramos.
Además ahora si tenemos ganas de un bizcocho tan suave y tierno como este, pero no tenemos restos de claras, siempre podemos recurrir a los envases que ya se han hecho populares en casi todas las grandes superficies de claras líquidas pasteurizadas, ideales para cuando no hacemos mucha repostería.
Comenzaremos precalentando el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Engrasamos un molde de bizcocho y lo espolvoreamos de harina, sacudiendo el exceso. Raspamos el interior de la vaina de vainilla con un cuchillito y reservamos los granos. En un bol mezclamos las claras de huevo líquidas con la leche, ambos ingredientes deben de estar a temperatura ambiente, removemos con un tenedor hasta que están unidas.
En el vaso de una batidora echamos la harina, la levadura en polvo, el azúcar y la sal, y el contenido de la vaina de vainilla, mezclamos y vamos añadiendo la mantequilla en dados, seguiremos batiendo durante dos minutos o hasta que veamos la mantequilla incorporada. Añadimos la mitad de la mezcla de leche y claras, batimos y las integramos, repitiendo la operación con la leche y claras que nos quedan.
Cuando tengamos la mezcla bien lisa la volcamos al molde y le espolvoreamos la vainilla en polvo por la superficie. Horneamos durante una hora o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo este salga limpio. Dejamos un rato enfriara en el molde y desmoldamos para una rejilla.
Con qué acompañar el bizcocho de claras y vainilla
Este bizcocho de claras y vainilla es extremadamente suave, con una miga tierna y muy blanca, se convierte en un cake ideal para la merienda o el desayuno simplemente así solo, o acompañado de un poquito de mermelada. También es ideal para cubrir con una cobertura tipo las de los cupcakes y transformarlo en una tarta.