La imagen de este magnífico edificio dibuja toda una postal bucólica que parece sacada de un cuento
Hay mundos de fantasía que casi parecen de otra galaxia. Algo que precisamente en Gstaad Palace, uno de los hoteles donde las celebrities de medio mundo y otros millonarios acuden, casi en tropel, a refugiarse en los Alpes suizos durante sus vacaciones.
Sin embargo, Gstaad Palace es más terrenal de lo que parece y, sobre todo, eminentemente familiar. Situado en Gstaad, dentro del cantón de Berna, el hotel lleva siendo refugio y referente de los más potentados desde hace décadas.
No obstante, no todo ha sido un camino de rosas en este paraíso, casi de cuento, que empezó a concebirse en el año 1913 cuando un profesor de colegio local tuvo la idea de, bajo el prisma de los clásicos chalets de montaña suizos, construir un hotel.
Inversores de Lausana y de Ginebra financiaron aquella construcción inicial, pero nada hacía presagiar que los primeros años del hotel, aún en Suiza, iban a estar marcados por la Primera Guerra Mundial. El despertar de los años 20 tampoco fue mucho más boyante.
Al primer compás de la década le siguió la Gran Depresión y, años después, la Segunda Guerra Mundial. Sería en 1938 cuando la familia Scherz, aún hoy propietaria, se haría con los mandos del hotel que desde entonces cobró los vuelos que conocemos hoy en día.
Convertido en refugio de casas reales y nobles de media Europa, la panoplia de visitantes de Gstaad Palace también iría mutando a medida que esa aristocracia tenía menos que ver con condados y ducados y más con películas y canciones.
De hecho, casi se podría concebir un paseo de la fama con algunos de sus más ilustres invitados. Maurice Chevalier, Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, Elizabeth Taylor, Richard Burton, Sophia Loren, Grace Kelly, Roger Moore y, ya más recientemente, personajes como Michael Jackson o Brad Pitt se han alojado en algunas de sus habitaciones.
Situado en una colina a las afueras de Gstaad, ciudad que también alberga al Abierto Suizo de Tenis desde 1915, siendo uno de los torneos tenísticos más antiguos del mundo, el hotel domina la panorámica de la localidad, mientras que a su espalda se empiezan a vislumbrar buena parte de los Alpes suizos.
Convertido en refugio pijo por excelencia, Gstaad ha mutado también en parte gracias al hotel, que solo abre en verano y en invierno, cambiando por completo su fisonomía y donde sus 90 habitaciones y suites bien pueden servir para alojar a esquiadores o a multimillonarios.
Sin embargo, aunque pueda parecer a todas luces fuera de cualquier bolsillo, la realidad es que Gstaad Palace no es abusivamente caro para hablar de un cinco estrellas en Suiza en el que las élites artísticas de medio mundo acaban apareciendo. Con tarifas de unos 900 euros por noche durante el verano, el Gstaad Palace no está tan infinitamente lejos como podría parecer de un hotel donde quizás -y esto es importante marcar en condicional– podrías cruzarte con Brad Pitt o con Quentin Tarantino.
No obstante, privacidad y buen servicio son parte de la razón de ser del Gstaad Palace, que garantiza la tranquilidad de sus huéspedes más 'especiales'. Aún así, esté una estrella de Hollywood o no, el Gstaad Palace es además uno de los hoteles donde el agua más brilla por su presencia.
Lo que sucede en la piscina exterior, de dimensiones olímpicas, que entre trampolines y calles permite que los huéspedes se refresquen. Aunque no solo de agua al aire libre aquí se habla.
El Gstaad Palace también tiene uno de los spas más grandes de Europa central, además de servir como base para esquiadores y para los amantes de la bicicleta de montaña e, incluso, incorporar cuatro pistas de tenis –de tierra batida– donde dar unos cuantos raquetazos.
Un hotel de auténtico lujo en el corazón de Europa donde, insistimos en el quizás, podrías compartir desayuno con celebrities mientras tenéis la misma panorámica de los Alpes.
Imágenes | MySwitzerland
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