En nuestra perspectiva occidental es fácil olvidar que la falta de alimentos básicos es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta hoy el ser humano. Millones de personas sufren hambre y malnutrición, y llevamos camino de acabar con los recursos muy rápido. Por eso se están buscando soluciones eficientes, y los insectos parecen ser la alimentación del futuro.
Los insectos forman parte de la dieta habitual de muchas culturas y cada vez se valora más su valor nutricional y sus ventajas para la sostenibilidad del planeta. Además se están empezando a poner de moda como la última tendencia foodie, quizá por lo exótico que nos resulta. Su consumo se va normalizando con ejemplos como el de Suiza, donde se empiezan a vender hamburguesas de insectos en el supermercado.
El gusano de la harina, ingrediente de hamburguesas y albóndigas en Suiza
Lo acaba de anunciar Coop, una de las cadenas de alimentación más importantes del país helvético, con supermercados y otros comercios repartidos por todos los cantones. A partir del día 21 de agosto los clientes podrán encontrar en algunos locales su última novedad gastronómica: hamburguesas y albóndigas de insectos.
Se trata de una colaboración con la startup suiza Essento, una compañía pionera en la investigación y producción de productos y comidas elaboradas con insectos. De hecho, cuentan con su propio libro de recetas para animar a cocinar en casa con insectos, organizan cenas y menús temporales y ofrecen servicios personalizados, todo enfocado a la gastronomía con estos pequeños animales.
Coop, como tantas otras grandes cadenas de supermercados, lleva tiempo apostando por ofrecer una gama de productos más concienciados con el medio ambiente, la salud y la sostenibilidad, liderando la venta de productos ecológicos. Por eso defienden que los insectos son el alimento del futuro, por su riqueza nutricional y bajo coste, ya que son relativamente fáciles de producir para enriquecer nuestra alimentación.
Además se quiere demostrar que son versátiles en la cocina y que pueden ser realmente sabrosos. Conscientes de que comer un bicho puede dar repelús a mucha gente, han incorporado el conocido como gusano de la harina -Tenebrio Molitor- como proteína a dos elaboraciones populares fáciles de consumir: hamburguesas y una especie de albóndigas, con un contenido total de 31% del insecto.
De este modo, el gusano queda oculto en la mezcla de ingredientes -con verduras, especias y garbanzos, como si fuera un falafel-, enriqueciendo el producto pero sin llamar la atención a simple vista. Incluso dan consejos sobre cómo cocinar y servir estos productos para convencer de que son realmente sabrosos; por las imágenes desde luego no se puede negar que tienen buena pinta.
Suiza es por tanto uno de los primeros países en Europa en aprobar la comercialización de insectos como alimento, después de revisar y modificar la legislación pertinente. Desde el 1 de mayo de 2017, se permiten emplear tres especies en la industria alimentaria, sumándose al gusano de la harina la langosta migratoria -Locusta Migratoria- y el grillo doméstico - Acheta domesticus-. Eso sí, controlando la producción bajo determinadas normas sanitarias y de seguridad.
¿Llegarán pronto los insectos a nuestras cocinas?
Puesto que en Europa no hay tradición de comer insectos, hasta ahora ha existido cierto vacío legal a la hora de regular su compraventa o uso en hostelería. Hoy en día se pueden comprar o degustar algunos platos con insectos también en España, normalmente en locales de cocina internacional, pero la Unión Europea ya ha abordado la creación de una legislación específica.
Fue en otoño de 2015 cuando la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) analizó directamente la cuestión ante el auge de los insectos como alimento en el continente, analizándose sus posibles usos y riesgos potenciales.
Los insectos se incluyen en el actualizado Reglamento de nuevos alimentos, contemplándose como productos aptos para la alimentación humana cuyo acceso hay que regular, para asegurar que sean totalmente seguros. La nueva normativa entrará en vigor a partir de enero de 2018. ¿Será entonces cuando empecemos a ver insectos también en nuestros supermercados?
A mí me pica la curiosidad, aunque tengo que reconocer que la idea de comer ciertos insectos, sin paños calientes, no es muy apetitosa. Me gusta la perspectiva de que sea una vía para solucionar los problemas de alimentación a los que nos enfrentamos, sobre todo de cara a proteger el planeta y sus recursos.
Creo que la propuesta de los suizos, añadiendo insectos camuflados como un ingrediente más a comidas elaboradas como las hamburguesas, es muy inteligente. Hay que acostumbrar al paladar europeo a comer algo tan diferente y que produce tanto rechazo, y mejor hacerlo poco a poco con sabores y texturas que ya reconoce.
Me da rabia que justo este verano no haya ido a pasar las vacaciones con mi familia de Suiza, porque me habría encantado probar estos productos. Esperaremos a ver cómo reacciona el consumidor suizo para descubrir si las hamburguesas y albóndigas de insectos son o no un éxito.
Más información | Coop - Essento
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