Cómo cocinar castañas a la sartén, la receta fácil para hacer en cualquier placa de cocina

Si no dispones de más aparatos de cocina que la placa de la encimera, pero no quieres renunciar a las riquísimas castañas en casa, prueba a cocinarlas directamente con la sartén. Una sartén corriente, nada de castañeras, es suficiente para darnos el gusto de disfrutar de una de las joyas otoñales que nos regala la temporada por estas fechas.

Para que salgan bien de verdad hay que tener en cuenta las consideraciones previas que ya hemos compartido en recetas como las castañas asadas al horno. Es fundamental que sean castañas de buena calidad, de un local de confianza, recolectadas recientemente y bien conservadas. Lo ideal es cocinarlas cuanto antes, pues si las guardamos varios días tienden a estropearse rápidamente, se pueden poner duras, desarrollar moho o pudrirse.

Lo ideal es emplear una sartén de hierro, ya sea tipo skillet, de hierro fundido, o de hierro mineral, pues acumulan y transmiten mucho mejor el calor. Si no tienes, usa la más pesada y de mayor calidad que tengas. Además, necesitamos taparla; busca la tapadera que mejor se adapte a la sartén, mejor aún si es de vidrio, para ver el interior.

Como siempre, lo primero es revisar las castañas para desechar las que se vean estropeadas, enjuagarlas para retirar la suciedad superficial, y practicar el corte en cruz atravesando la 'barriga', la parte superior curva. Después, hay que dejarlas a remojo en agua limpia a temperatura ambiente, mínimo 15-20 minutos, idealmente hasta una hora. Las escurrimos sin secar y ponemos a calentar a fuego fuerte la sartén. Distribuimos las castañas en una sopa capa, con la parte baja hacia abajo, tapamos y bajamos el fuego a potencia media.

Hay que removerlas de vez en cuando, bajando un poco la potencia si vemos que la sartén se calienta demasiado y las castañas empiezan a quemarse muy pronto -puede ocurrir con placas potentes y sartenes de hierro-. En unos 20 minutos estarán listas, aproximadamente, según el tamaño. Comprueba el punto a los 15 minutos, las más pequeñas pueden hacerse antes. Buscamos el punto algo churruscado de la cáscara exterior, como si se hicieran sobre brasas, imitando un poco el toque de humo de las castañeras o de la chimenea, pero mucho ojo porque pueden quemarse por dentro.

Finalmente solo queda retirar la sartén del fuego, envolver las castañas en un paño y esperar a que se puedan manipular sin quemarnos. Hay que pelarlas en caliente, dejando las castañas envueltas en la tela a medida que las vamos abriendo una a una. Si se enfrían, serán difíciles de pelar.

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También se pueden hacer igual pero cubriendo el fondo de la sartén de sal gruesa, con una buena capa generosa, para hundir las castañas en ella sin taparlas. Precalentar la sartén con la sal ayudará a transmitir mejor el calor a las castañas, y previene que se quemen demasiado por abajo.

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