Casi un año y medio lleva en curso la invasión rusa de Ucrania. Un año y medio de muerte, de dolor, de bloqueos internacionales y de un camino que, a corto plazo, parecer no tener salida y donde nadie está ganando.
¿Nadie? Quizá no es lo que opinen determinados oligarcas rusos, que están haciendo caja a costa de la marcha de Rusia de las grandes compañías occidentales. A modo de boicot, fueron numerosos los ejemplos de multinacionales que salieron de Rusia por desavenencias con el modus operandi del gobierno de Vladimir Putin.
Ahora, apenas año y medio después, la realidad es que los oligarcas afines al presidente ruso se están haciendo con el suculento pastel que dejaron deprisa y corriendo grandes corporaciones.
No todas se fueron, aunque muchas de ellas están corriendo la misma suerte. Por ejemplo, Danone o la cervecera danesa Carlsberg, que decidieron permanecer en el país y que ahora están pagando los platos rotos de su permanencia.
A través de un decreto firmado en abril, Putin permite que se implante un control estatal en empresas o particulares de lo que consideran estados no amigos. Es decir: Estados Unidos y sus aliados, lo que ha supuesto intervenir, según explica Bloomberg en línea, este par de empresas.
Sin embargo, distinta suerte corrieron las que ya salieron del país. Compañías como Coca-Cola, McDonald's o Starbucks tardaron muy poco en anunciar su marcha de Rusia una vez que comenzó el conflicto.
La situación ha sido aprovechada por la oligarquía cercana a Vladimir Putin para hacerse con parte de estos negocios. De esta manera, distintos multimillonarios afines al presidente ruso han convertido la retirada occidental en un lucrativo negocio, tal y como informa Reuters.
Por ejemplo, con la conversión de Starbucks a Stars Coffee, un movimiento liderado por dos personajes muy vinculados a Vladimir Putin como son el rapero ruso Timati y del empresario Anton Pinskiy. Con 130 tiendas en Rusia, casi todas franquicias, Starbucks se marchó de Rusia en marzo de 2022, anunciando además la venta de sus activos.
El negocio, ruinoso para la empresa cafetera de Seattle, supuso que el dúo de Timate y Pinskiy comprasen estos activos por una cantidad cercana a los 5,5 millones de euros. Una cifra ridícula, como explica la agencia estatal rusa de noticias Tass, pues se estima que el volumen de negocio de Starbucks ronda los 50 millones de euros anuales.
Algo que también sucedió con McDonald's. En mayo de 2022, la multinacional de comida rápida acordó vender todos sus restaurantes. Un único comprador, Alexander Govor, que poseía una veintena de locales en Siberia, se hizo con la totalidad del grupo: unos 800 restaurantes.
Evidentemente, tuvo que cambiar el nombre y las marcas registradas, mutando McDonald's en favor de Vkusno & tochka (Delicioso y punto) convirtiendo los Big Mac en Big Hits o el clásico Happy Meal en Kid Combo. Son sólo dos ejemplos, pero hay más vinculados a otros sectores, y es que parece que los poderosos afines a Putin no iban a dejar pasar esta oportunidad de lucrarse con esta fuga.
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