La Viña se ha convertido en sinónimo de una deliciosa tarta de queso al horno, pero en sus orígenes la denominación La Viña era y sigue siendo un pequeño bar de pintxos de Donostia-San Sebastián.
Según explica el encargado del restaurante, Mikel Castellanos, La Viña empezó en octubre de 1959 a cargo de los padres y tíos del actual propietario, Santiago Rivera: Eladio Rivera y Carmen Jiménez y Antonio Rivera y Conchi Hernáez.
El establecimiento se sitúa en la calle 31 de agosto, “una de las más emblemáticas” de San Sebastián. Según explica, desde sus inicios, el principal denominador de La Viña ha sido el “servicio y respeto” a su clientela, con cocina casera tradicional, basada en materias primas de primera calidad y elaborada en su totalidad en su cocina.
Castellanos remarca su propuesta de platos típicos de la zona, como carne y pescado y productos de mercado. “Nuestro principal fuerte son los pintxos que se hacen día a día”, detalla.
Tarta casera y sencilla
Y en medio de esta oferta casera, la estrella. “Tenemos un postre muy famoso que es la tarta de queso de La Viña, muy casera, muy sencilla, pero muy rica”, explica Castellanos. A su juicio, ésta es muy distinta a las tartas clásicas.
Según remarca, esta tarta ha sido objeto de deseo incluso en el New York Times, así como en medios de Europa y Japón. Es todo un reclamo colmado de premios y reconocimientos, pero ¿cómo empezó todo?
Castellanos explica que hace 25 años Santiago Rivera empezó a hacer “un montón de pruebas” con numerosos platos, entre ellos la tarta de queso, pero con esta “fue curioso” porque, pese a ser muy específica, probó numerosas mezclas.
“Al hacer muchas pruebas consiguió el punto exacto de la tarta”, describe Castellanos, con una preparación elaborada en el horno y muy cremosa. El resultado es la exitosa y famosísima tarta. “No llevamos ni la cuenta de las tartas que hacemos en un día”, apunta.
De Estambul a Japón
El encargado además recuerda el caso de una periodista gastronómica vasca, que después de visitar su establecimiento les llamó desde Estambul para decirles que estaba tomando en la misma Turquía la tarta de La Viña bautizada como San Sebastian La Viña Cheesecake.
“La gente la prueba y la hace en sus casas y la consume, como en Japón”, detalla, como el caso de una estudiante japonesa de pastelería, que pasó por el restaurante y después abrió en su país su propia pastelería con el nombre de Gasta, que en vasco significa queso.
El secreto: cinco elementos
Según desvela Castellanos, esta tarta contiene cinco elementos, que “se mezclan bien para que quede cremosa”: harina, huevos, azúcar, nata y el queso fresco. “Se mezcla todo bien, se pone en unos moldes con papel de horno y se hornea”, detalla.
En La Viña tienen horno de gas, pero Castellanos asegura que se puede hacer en casa sin problema. El encargado detalla que hay que poner el horno a 180 grados durante 40 minutos y “listo”. Además, se trata de una tarta que no tiene base y es solamente crema.
En boca, tiene un sabor suave y una textura cremosa. Según relata, un periodista gastronómico del New York Times ha comparado el sabor de su tarta con la de las típicos pasteles de la ciudad norteamericana. “Allí la tarta de queso o la de manzana tienen mucho auge”, añade.
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