Es bastante posible que si piensas en un municipio español que presuma de tener una muralla con siglos de antigüedad y un portentoso castillo se te vengan a la cabeza varios ejemplos.
Sin embargo, si en la ecuación metemos también la existencia de un museo dedicado a la obra del pintor Pablo Picasso, es muy posible que las posibilidades se reduzcan hasta casi la unidad.
De hecho, seguramente nadie te vaya a culpar por pensar que la única localidad española que puede presumir al mismo tiempo de tener una muralla, un castillo y un museo consagrado al genial Picasso es Málaga.
Cuna del autor, que siempre hizo gala por el mundo de su andalucismo, la ciudad de Málaga vio como el joven Picasso dio sus primeros pasos en el mundo de la pintura, comenzando por la figurativa, sin que pudiera adivinarse que en un futuro aquel pintor sería uno de los grandes artistas de la historia, además de ser mundialmente reconocido por sus pinturas cubistas.
Lo curioso es que Málaga no está sola en esta escena y la realidad, cuanto menos curiosa, es que hay otro zona de España que puede presumir de tener esta terna de encantos y que, seguramente, sorprenda a muchos.
Sorprende porque no es una gran ciudad, sino un conjunto de pequeños pueblos en la sierra de Madrid. Concretamente hablamos de Manzanares El Real, un municipio en la provincia de Madrid, a apenas 50 kilómetros de la capital y que es famoso por su legado arquitectónico, y de Buitrago del Lozoya, otro de los pueblos con más encanto de la Sierra de Guadarrama.
El legado de Picasso en la Sierra de Guadarrama, en Madrid
No obstante, Manzanares el Real cuenta con la catalogación de Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural desde 1993, además de presumir de un recinto amurallado que también se considera Monumento Nacional.
Ya con estas pistas es bastante posible que los lectores, si han visitado la zona, recuerden el icónico Castillo de Los Mendoza, el receptor de la mayor parte de las miradas de este pueblo, ubicado a los pies de la Sierra de Guadarrama, y que fue la residencia del Marqués de Santillana, la casa nobiliaria que lo mantuvo durante siglos.
Pablo Picasso y Eugenio Arias. ©Museo Picasso - Colección Eugenio Arias
Eso no quiere decir que el castillo sea el único encanto de la zona, pues en ella se da la casualidad de descubrir el Museo Picasso - Colección Eugenio Arias por una coincidencia que puede catalogarse de divertida y todo tiene que ver con la cara de Picasso o más bien su barba.
Eugenio Arias era un emigrante español (procedente de Buitrago del Lozoya, Madrid) en la Costa Azul, a donde huyó después de la Guerra Civil, y donde oficiaba como barbero. Se da la feliz situación de que Arias empezaría a trabajar con Picasso en el año 1946, manteniéndose como barbero del genial pintor malagueño durante 26 años.
Parte de la colección del museo. ©Museo Picasso - Colección Eugenio Arias
Entre las virtudes de Arias, al parecer con poca tendencia a callarse lo que pensaba, estaba ser sincero con lo que opinaba ante algunas de las obras de Picasso. Razón por la que Picasso, de vez en cuando, obsequiaba a Eugenio Arias con algunas de sus obras.
Tanto es así que el legado de Eugenio Arias, tal y como era su deseo, sirvió para montar un museo monográfico de Picasso en Buitrago del Lozoya y que a día de hoy se puede descubrir en el ayuntamiento de esta localidad madrileña.
Entrada al Museo.© Amador Toril / Museo Picasso - Colección Eugenio Arias.
Aquí está desde el año 1986, tras ordenar la colección que Arias cedió a Buitrago en el año 1982, y que consta con obras muy variadas de Picasso como dibujos, fotografía, cerámica, pirograbados, obra gráfica, además de carteles de exposiciones y libros.
Imágenes | Museo Picasso - Colección Eugenia Arias.
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