Paseo gastronómico y turístico por Malta (II) La historia continúa

Cuando el otro día os contaba la primera parte de mi recorrido por las islas de Malta, en la que os hablaba de las islas más turísticas como Gozo y Comino, ya os anunciaba que faltaba una segunda parte, el Paseo gastronómico y turístico por Malta, dedicado a la isla principal que da nombre a este país mediterráneo, la isla de Malta.

A mi regreso, he tenido que digerir despacio tanta información para poder contároslo bien, ya que tuvimos un programa muy apretado de actividades y recorridos para así hacernos una idea completa de cómo es el país en solamente tres días. Veréis lo lleno de historia que está el país y como su gastronomía la ha ido absorbiendo.

El pueblo pesquero y el mercado de Marsaxlokk

Merece la pena acercarse a Marsaxlokk, un pueblo de pescadores al que se accede tras un pequeño recorrido en autobús desde la Valeta. Esta localidad está llena de barcas pintorescas y a lo largo de su extenso puerto pesquero, los domingos se monta un mercado de productos muy interesante para los aficionados a la gastronomía donde compra la población local.

Por lo que pude ver, el género era bastante bueno y estaba a buen precio, aunque lógicamente, daba cierto reparo ver cómo había muchos puestos de pescado al aire libre. El mercado, muy concurrido es una buena opción turística para una mañana de domingo, para luego continuar hacia otros destinos.

La ciudad de Birgu o Vittoriosa

Esta ciudad fue la antigua capital de Malta y en ella se fundó la orden de los caballeros de St. John, los conocidos Caballeros de la Orden de Malta cuya cruz de ocho puntas es tan característica. Así, recorriendo la ciudad y sus edificaciones se puede uno encontrar con caballeros en cualquier momento.

En el paseo por la ciudad y sus alrededores, os recomiendo hacer una parada en el café St. Lawrenz, donde actúan bandas en directo y donde hay un maravilloso club de billar. Además allí podréis probar sus deliciosos pasteles locales, los bollos rellenos de queso ricotta y los hojaldres de espinacas, que ayudarán al viajero a reponer fuerzas.

Además hay muchos puntos de interés turístico y disfrutaréis de sus calles estrechas, las plantas en las fachadas y seguro que encontraréis muchos gatos, ya que la isla está repleta. Os recomiendo dar un paseo por la bahía a bordo de barcos tradicionales o Dghajsa (leer Daisa) para ver las fortificaciones que rodean el impresionante Puerto de la Valeta.

Allí mismo, podéis comer en el Restaurante Don Berto, situado en la parte alta desde donde disfrutaréis de magníficas vistas y podréis comer platos mediterráneos, platos tradicionales de la isla y platos más cosmopolitas.

En las imágenes podéis ver brusccetas de tomate, platos de pasta, unas brochetas de tandoori hindú, y platos de pescado acompañados de ensaladas fresquísimas. Os recomiendo que probéis el Kinnie, la bebida local de naranja y hierbas, muy peculiar o las cervezas y vinos de la tierra para revivir una experiencia completa.

Continuando el paseo, otro punto impresionante e imprescindible es visitar la Blue Grotto, o gruta azul cuya imagen encabeza este post. En un recorrido en una lancha a motor, os adentraréis por las cuevas con las aguas más azules que os podéis imaginar. Colores turquesas que se alternan con verdes y azules os seducirán y será grande la tentación de bañaros o bucear en tan deliciosas aguas.

Otro punto de gran interés es ver los templos megalíticos, quizás anteriores a Stonehedge y más antiguos que las pirámides de Egipto. Estos templos que se levantan en Hagar Qim y Mnajdra, están protegidos como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Si tras el recorrido os entra hambre, podéis volver a la Valleta donde cualquiera de sus terrazas será estupenda para descansar y disfrutar de un tentempié o un café acompañado de sus panecillos clásicos o sus hojaldres rellenos.

Ya que estamos en Valeta de nuevo, aprovechamos para visitar la Catedral, o la casa Roca Piccola, una mansión de nobles que está abierta al público y que está llena de curiosidades. Bajo la casa hay unos pasadizos que sirvieron de refugio en la segunda guerra mundial y que es curioso recorrer.

En los locales puerta de calle hay una tienda donde adquirir productos típicos de la isla, entre ellos muchos gastronómicos como miel, tomates secos, sal marina, especias, vinos, etc. así como otro tipo de recuerdos, libros y souvenirs.

También es muy recomendable para recorrer la historia y entender un poco más a los malteses, y apreciar su cultura, su idioma y las influencias que han recibido, el espectáculo en 5D en el que se proyecta en 3D, junto a temblores de butaca y otras sensaciones una película sobre la historia de la isla, el halcón maltés y que está muy conseguida. Me gustó saber que los malteses están orgullosos de su pasado, satisfechos de su presente e ilusionados con su futuro.

Para finalizar el recorrido, os diré que en la noche del domingo tuvo lugar un cóctel en el que nos entregaron el premio del concurso de cocina del que os hablé, y que tuvo lugar en el hotel Westin de Valleta.

La noche me recordó a las poblaciones del levante español, muy animada y abarrotada de gente joven en muchos locales nocturnos. Un broche muy agradable para tan completo viaje, esta experiencia para enseñarnos que Malta es más de lo que sabemos, que #Maltaismore, y que terminó al día siguiente con más recorridos históricos

El final fue la comida en un lugar económico e interesante por la calidad de su pasta y sus pescados a la parrilla, el Cockney, desde donde salimos corriendo hacia el aeropuerto para tomar el avión de Vueling y dar por finalizado nuestro Paseo gastronómico y turístico por Malta. Si váis por allí, ya tenéis algunas pistas para aprovechar el viaje a lo grande.

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