Qué es y qué dice la ciencia sobre la dieta GAPS que pretende cuidar la salud digestiva

La dieta puede influir en la salud del intestino, considerado el "segundo cerebro" de nuestro cuerpo

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La presencia de enfermedades de origen estomacal o intestinales son cada vez más frecuentes, y esto puede estar estrechamente vinculado con la alimentación cotidiana. Por eso, te contamos qué es y qué dice la ciencia sobre la dieta GAPS que pretende cuidar la salud digestiva.

Qué es la dieta GAPS

La dieta GAPS recibe su nombre del llamado síndrome psico- intestinal o Gut and Psychology Syndrome creado por la neuróloga Natasha Campbell.

Esta dieta tiene por finalidad mejorar la salud general y ayudar a alejarnos  de enfermedades diversas mediante la promoción de una flora intestinal saludable.

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Los alimentos que se admiten en la dieta GAPS

Aunque la dieta en su forma más básica pretende ser una alimentación favorable  para la salud digestiva, y especialmente para el intestino que está estrechamente vinculado con nuestro cerebro y así, puede ser causante de múltiples enfermedades si no funciona adecuadamente, la realidad es que muchos la utilizan como una alternativa para perder peso o mejorar el control de patologías diversas.

De esta forma, la dieta GAPS propone principalmente eliminar granos,  carbohidratos refinados, azúcares, alimentos procesados y verduras ricas en almidón.

Por el contrario, incentiva el consumo de alimentos fermentados y fuentes de  proteínas y grasas como carnes, pescados, mariscos, yogures, huevos y aceites como por ejemplo, el aceite de coco.

De igual forma, incorpora suplementos como probióticos, aceite de hígado de  bacalao y otros que se comercializan en la página de la dieta GAPS como si fueran productos esenciales para llevar a cabo la misma.

Cómo se pone en práctica la dieta GAPS

En la dieta GAPS se establecen dos fases: una fase inicial muy estricta en la que se trata de recuperar la salud intestinal y que puede durar hasta dos años, y una  segunda fase que una vez considerada sana nuestro microbiota o flora intestinal permite la  reintroducción de diferentes alimentos.

Los aciertos y desaciertos de la dieta GAPS

El fundamento inicial de la dieta GAPS es un gran acierto, ya que los estudios han comprobado la existencia de un eje cerebro intestinal que representa la compleja relación que existe entre nuestro cerebro y el tracto gastrointestinal.

Es decir, se sabe que muchas enfermedades mentales o emocionales tienen  relación con la composición de nuestra flora intestinal o el funcionamiento del aparato digestivo y al revés, el estrés o muchos problemas emocionales pueden originar enfermedades digestivas o intestinales.

Sin embargo, aunque el fundamento original de la dieta GAPS está avalado por la  ciencia ya que la relación entre nuestro intestino y nuestro cerebro ha sido comprobada por diferentes estudios, la dieta en realidad no tiene relación con una alimentación favorable para nuestra microbiota.

Un gran desacierto de la dieta GAPS es el eliminar y prohibir grupos enteros de alimentos como por ejemplo los granos y cereales, que en su versión integral o sin refinar, pueden ser verdaderamente beneficiosos para la salud intestinal.

Este carácter prohibitivo y el hecho de restringir alimentos muy sanos como  las verduras, las frutas u otros, puede generar en nuestro cuerpo altos niveles de estrés y lejos de ayudar a nuestra salud, perjudicarla.

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Por  otro lado, la dieta GAPS realiza afirmaciones erróneas y sin fundamento científico, como por ejemplo que nuestro cuerpo necesita desintoxicarse o qué es mejor consumir la fruta en forma de zumo, cuando la realidad y la evidencia muestra todo lo contrario.

Por último, esta dieta se ha vuelto muy popular en el último tiempo y se evidencia un gran negocio detrás de la misma, al constatar por ejemplo, la  inclusión de productos determinados y específicos para llevarla a cabo.

Si bien podría ser una buena opción para beneficiar la salud digestiva incluyendo fibra, alimentos fermentados, fuentes de probióticos y demás, en realidad no lo es; y aunque su origen es muy válido, su composición y estrategia para ponerla en práctica puede perjudicarnos, en lugar de beneficiarnos mediante el cuidado del intestino.

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Imagen | Foto de portada: Farhad Ibrahimzade, foto 1: Kindel Media, foto 2: Thought Catalog.

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