El ajoblanco de calabacín y manzana es una opción refrescante y deliciosa. Es una sopa fría que combina la suavidad del calabacín con la dulzura de la manzana, creando un equilibrio perfecto de sabores. En tanto su historia, el ajoblanco es una sopa fría tradicional de la cocina española, especialmente popular en Andalucía. Se elabora principalmente con almendras, ajo, pan, aceite de oliva, agua y vinagre.
Se suele servir frío y a menudo se acompaña con trozos de uva o melón, que aportan un contraste dulce y fresco al plato. En definitiva, es perfecto como entrada o aperitivo. Se puede jugar con las proporciones o añadir hierbas frescas como menta o albahaca para darle un toque extra.
Para prepararlo, necesitas cortar el calabacín y manzana en cubos. Llevar todos los ingredientes a la licuadora y triturar todo junto con agua fría hasta obtener una textura suave y homogénea.
De manera opcional, servir con unas gotas de aceite de oliva por encima, pimienta negra y algunos trocitos de manzana o almendras para decorar.
Con qué acompañar el ajoblanco de calabacín y manzana
Estas opciones no solo complementan el ajoblanco de calabacín y manzana, sino que también hacen que la comida sea más completa y variada. Por ejemplo, una ensalada de tomate y aguacate aporta un contraste interesante, hasta una tortilla de patata es un clásico que siempre gusta.
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