Para muchos comer verdura es un suplicio, pero existen muchas maneras de prepararlas que resultan atractivas y deliciosas. Lo ideal es consumirlas en su forma natural para aprender a apreciar sus sabores, aunque algo de condimentación y un poquito de horno pueden ayudar a que terminen por gustar.
La receta de estos calabacines sigue esa premisa. Cortados en bastones, se condimentan con aceite, hierbas y especias, se espolvorean un poco de queso rallado y se asan al calor del horno. Ideales, por supuesto, para quienes adoran esta hortaliza y quieren probar combinaciones nuevas.
Se pueden servir por sí solos, a la hora del aperitivo. Pero también funcionan como guarnición de platos de carne y/o pescado. Es importante que los calabacines sean muy frescos y que el horno esté bien caliente para que queden crujientes por fuera y ligeramente tiernos por dentro. Veréis qué cosa más rica.
Lavamos y secamos bien los calabacines. Cortamos los extremos (los guardamos para añadir a otra receta) y, después, cortamos cada calabacín en tres trozos. A continuación cortamos cada pieza a lo largo en cuatro piezas o gajos.
En un recipiente amplio y hondo mezclamos el aceite con las hierbas, el ajo en polvo, sal y pimienta negra molida al gusto. Agregamos los gajos de calabacín y removemos para que impregnen bien del aceite y los condimentos.
Colocamos los gajos de calabacín sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y los espolvoreamos con queso parmesano y pan rallado. Cocemos en el horno, precalentado a 220ºC con calor arriba y abajo, durante 8-10 minutos o hasta que empiecen a tomar color. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar los calabacines al horno
Ya sea por sí solos, servidos como aperitivo junto a vuestra bebida favorita, o como guarnición de carnes y pescados, estos calabacines al horno son una delicia. Os peleareis por ellos.
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